La protagonista de nuestra historia de hoy es guapa, simpática, lista, rica y popular. Vamos que tendría muchos likes en Facebook y seguidores incontables en Instagram. Pero eran otros tiempos (la campiña inglesa del siglo XIX), aquellos en los que Internet no existía, cuando Emma conquistó a la sociedad. Salió de la pluma de Jane Austen en 1815 y desde entonces somo millones los lectores que hemos disfrutado de su ingenio. Tanto, que desde que supimos que la autora Care Santos adaptaba esta novela para los peques de la casa no dudamos en hacernos con su libro (editorial Destino).
El ingenio de Janes Austen con ‘Emma’
Emma es una de las novelas más ingeniosas de Jane Austen y todo un clásico de la literatura universal. El enredo romántico es el eje de la trama para aprender que el amor no entiende de normas sociales, ni de clases y que la chispa, las mariposas en el estómago pueden despertárnoslas la persona más inesperada. No puedo evitarlo, cada vez que releo sus páginas la canción Love is in the air se apodera de mi cabeza y se repite en bucle mientras la parte más noña-romántica de mí juguetea con la parte más pizpireta.
Y es que, a Emma, que se presenta como libre e independiente (ríete tú mundo femenino del siglo XIX,) lo que de verdad le gusta es emparejar a sus conocidos. En su empeño por conseguirlo acaba provocando todo tipo de malentendidos y situaciones desafortunadas que pone en riesgo la felicidad de su amiga y hasta la suya propia. Hasta aquí puedo escribir. Ojo, que jugar a ser casamentera puede acabar quemándonos. Y si no que se lo pregunten a Emma.
Emma es el eje central del argumento, pero sobre ella orbitan muchos personajes con cualidades y personalidades tan diferentes de las que se pueden extraer más de una lección. George, Harriet, Jane, Robert… se suman al universo de secretos y enredos para completa un puzle social y humano donde se impone la amistad y, sobre todo, el amor. (¿Oigo suspiros?).
En casa nos ha gustado leer cómo los equívocos y enredos llevan a unos y otros personajes a vergonzosas y simpáticas situaciones, hasta el punto de ver cómo se le subían los colores a más de uno. Incluso, durante la lectura también hicimos nuestra pequeña apuesta sobre si Emma encontraría o no e amor y si lo encontraba quién sería el afortunado.
Siempre he tenido mis dudas sobre si facilitar o no a mi hija adaptaciones de clásicos o esperar a que llegue la edad apropiada para que el original llegue a sus manos. Por un lado, pensaba que si leía la adaptación ya no querría leer el original cuando estuviera preparada para el momento porque ya conocería la historia. Pero, por otro lado, me rondaba el runrún de los pedagogos que aseguran que las adaptaciones infantiles de obras clásicas son, en muchos casos, el primer contacto de los niños con la auténtica literatura.
A favor se argumenta que quizá sea la única oportunidad de que los pequeños o ya jóvenes se acerquen a estos textos. Y entre los detractores, el principal argumento es que estas lecturas no son las más adecuadas para favorecer el gusto del lector, que no fueron escritas para sus edades y que para ellos resulta muy difícil conectar con ellas. Aquí dejo el debate.
Lo que sí es cierto es que Care Santos ha acertado con la adaptación. La esencia de la historia está, la trama está, el enredo está, el tono mordaz e ingenioso está y la moraleja de Jane Austen está. Y todo ello con un vocabulario y un tono infantil. Las adaptaciones de clásicos de la literatura han entrado ya en nuestra casa y desde luego que con esta calidad han llegado para quedarse.