Está claro que la situación de confinamiento que estamos viviendo hace que agudicemos nuestro ingenio para evitar el aburrimiento personal y el de nuestros hijos. Y, aunque no somos monitores de campamentos, sí que intentamos que nuestros pequeños lleven esta situación de emergencia sanitaria de la mejor manera posible. Hay veces que a los padres se nos acaban las ideas y podemos agobiarnos o desesperarnos, pero entonces la vida nos sorprende. Quiero compartir con vosotros la singular idea de mis vecinos anónimos para divertir a mis hijas en época de coronavirus.
Copia esta idea para divertir a tus hijos en época de coronavirus
Mi marido siempre dice que tengo ‘alma de monitora’, que siempre estoy buscando cosas para entretener a mis hijas y que sería bueno dejarlas que se aburran de vez en cuando. Y es cierto, porque según los expertos en psicología, el aburrimiento hace que la imaginación y la creatividad se disparen.
El problema surge cuando ese ‘aburrimiento’ tiene que ser obligado, como lo que estamos viviendo actualmente a causa del coronavirus. En estos casos, las manualidades, los cuentos, las películas, las videollamadas con los abuelos o las tías y hasta los deberes que nos mandan por la plataforma online del colegio – esos que nos parecían una barbaridad en otra época no muy lejana- son más cortos de lo normal o eso nos parece.
Pero, de repente, la fantasía vuelve a nuestras vidas. Y es que en casa hay un momento especial que cada día mis hijas esperan casi con la misma ilusión que viven la noche de Papá Noel, la cabalgata de los Reyes Magos o la llegada del ratoncito Pérez. Y te preguntarás, ¿quiénes son estos seres especiales que hacen magia cada día y cómo lo consiguen? ¡Mis vecinos anónimos del bloque de enfrente!
Todo empezó cuando por internet se hizo viral la iniciativa #desdemiventana a través de la cual se invitaba a los niños de todo el país a dibujar un arcoiris, símbolo de la esperanza y lucha contra el Covid-19, y colocarlo en su ventana. A mis hijas les encantó la idea, pero al mismo tiempo se desilusionaron. ‘Mami, yo no veo ninguno cuando me asomo. Los vecinos del bloque de enfrente son unos sosos’, me comentó mi hija mayor.
Yo la expliqué que, quizás, no tenían niños y que por eso no había apenas dibujos, pero no le sirvió de mucho. ¡Se quedó triste! Y, entonces, como si nos hubiesen oído, ocurrió algo maravilloso. En una de las citas diarias (una de las pocas rutinas que actualmente conseguimos mantener) vimos un mensaje escrito en el mirador de la casa que tenemos justo delante de nosotros: ‘Bienvenidos al concurso de dibujos. ¡Participa!’.
¿Cómo? ¿Qué? ¿Dónde? La emoción que sentimos fue tal que aceptamos el reto encantados. Y así es como todos los días, nada más levantarnos, subimos entusiasmadas la persiana para leer la propuesta pictórica que nos lanzan a primera hora de la mañana. Primero fue un león, después un rinoceronte; tras estos llegó la princesa y el dragón y, los dos últimos hasta la fecha, han sido un circo y nuestra fruta favorita.
A esta propuesta no solo estamos ‘apuntados en casa’, el resto de vecinas con niños que dan a este lado de la calle también se han ‘inscrito’ y, como digo, mantiene a los niños no solo entretenidos sino también muy ilusionados. ¡Se sienten expectantes cada día por el desafío al que tendrán que enfrentarse! Y es que por cada dibujo, ¡obtendrán un punto!
No conozco a esta pareja de vecinos anónimos ni a que se dedican (debatimos en el grupo de whatsapp de las vecinas si serán profesores porque se lo curran muchísimo), pero desde aquí mi homenaje especial para ellos porque están haciendo que mis hijas y demás niños de mi vecindario tengan cada día una motivación. ¡GRACIAS!