Todavía recuerdo cuando era pequeño y mi padre nos llevaba a ver el Museo del Prado. Aunque íbamos de sala en sala sin orden ni concierto, descubrir obras de arte que más tarde estudiaría en el colegio era todo un acontecimiento, por la majestuosidad de muchos cuadros. Así que ir a ver una exposición o un museo siempre ha sido una actividad que me ha parecido de lo más entretenida para hacer con mis hijas, pese a que no siempre haya conseguido atraer su atención.
Pero con la exposición de El Muro. Un mundo dividido, en la Fundación Canal, he encontrado la excusa perfecta para dejarles con la boca abierta. Para empezar, el mismo título de la muestra. “¿Pero ha habido alguna vez una ciudad en Europa que haya estado dividida en dos por un muro? ¿Y cómo hacían las familias para verse? ¿Pudieron decidir dónde vivir…? Son algunas de las preguntas que les surgieron solo con el título de la exposición.
Mi hija mayor, que acaba de cumplir trece años, se encuentra en ese momento preadolescente en el que pocas cosas consiguen sacarla de su mundo, pero con esta exposición de la Fundación Canal lo hemos logrado.
Y no es para menos, ya que explicar cómo Berlín estuvo dividida por un muro que representó no solo una barrera física sino también mental entre ciudadanos que hasta entonces habían vivido juntos no parece una tarea fácil. Pero El Muro. Un mundo dividido lo consigue con creces
Eso sí, os aconsejo ir sin prisas porque se divide en varias secciones temáticas que explican el contexto histórico y social desde la Segunda Guerra Mundial, origen de la futura partición de la capital de Alemania en los años 60 del pasado siglo, y realiza un detallado repaso de cómo se llegó a la situación en la que se empezó a construir el muro para separar la parte oriental y occidental de Berlín.
Y también cómo llegó el momento de su derrumbe, en 1989, en medio de todos los cambios que propiciarían más tarde la caída de la URSS. Todo esto nos permite hablar con los niños de acontecimientos históricos que aunque parecen lejanos siguen influyendo en nuestras vidas.
La exposición cuenta con numerosos paneles explicativos y más de 300 objetos reales de la época, además de vídeos y testimonios de protagonistas de la época, que complementan la explicación proporcionada por la audioguía. Y por supuesto se puede contemplar parte del muro real, que he de confesar que al verlo de cerca se puede llegar a comprender mejor la angustia que debía suponer para los berlineses.