¡Cómo nos gustan los reencuentros! La editorial Edelvives ha lanzado hace bien poquito Memento Monstrum 2, de Jochen Till y las tiernas ilustraciones de Wiebke Rauers. La trama de este segundo volumen arranca justo un día después de que nuestros añorados protagonistas se fueran a dormir tras las narraciones que nos conquistaron del primer texto, con las memorias del Conde Drácula y sus amigos monstruosos. Pero si bien, al abrir las páginas de este nuevo libro descubrimos que para ellos solo ha pasado una noche, para nosotros la espera ha sido más larga, casi eterna, porque lo estábamos esperando con muchas, muchas ganas.

Lo que más nos gusta de Memento Monstrum 2

el libro de momento monstrum

Pero ya está aquí. Si en el primero nos avisaban en su contraportada, de una manera muy divertida y original, que no nos acercáramos a sus páginas (“¡Mejor que no lo leas”, “deja el libro donde estaba y lárgate antes de caigas en sus espantosas garras…”) este también viene con advertencia: “¡¿Cómo?! ¿Qué los viles vampiros y espeluznantes hombre lobo de la primera no te asustaron ni un pelo? ¡Con qué esas tenemos! ¿Quieres más historias de monstruos descomunales, malos malísimos y requetemuertos? Pues los tendrás. Allá tú. Si un simio gigantesco y un zombi descabezado no son capaces de helarte la sangre, abre este libro. Pero, ojito, piénsatelo bien, luego no me vengas con que no te he avisado de la infernal fiesta de monstruos que te espera en estas páginas”, nos advierte Val Helsing.

Una lee esto y no puede evitar estar deseando hincarle el diente. Es toda una provocación y una invitación muy divertida para que no pase desapercibido y acabe en nuestra estantería. Además, la encuadernación es una maravilla, se nota que hay mucho mimo y muy buen trabajo detrás. La historia es brillante y su presentación está, como en la primera entrega, más que a la altura.  

¿Quién dijo miedo? En casa estábamos deseando conocer a más amigos del Conde Drácula. Y es que Till, nos los presenta envueltos en ternura y con mucha diversión. Recuperamos a la familia del Conde Drácula, quien cómo recordareis se había quedado cuidando de sus tres nietos (Rhesus, Vira y Globincita) para que su mujer e hija pudieran descansar unos días y pensar solo en ellas. Y qué mejor manera de entretenerles que tirando de narración oral y contando las viejas batallitas y hazañas del abuelo. Todo un acierto.

Lo que pueden aprender nuestros hijos con la segunda entrega de Memento Monstrum

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Esta segunda entrega continúa en la misma línea (¿para qué cambiar algo cuando funciona?), pero se suman nuevos protagonistas y nuevas aventuras. Arranca con ‘La historia de un mono gigante que quiso llegar a lo más alto’.

Aquí Drácula rememora cómo conoció y lo que aconteció junto a su enorme (no solo por el tamaño) amigo King Kong. Estamos ante una historia que nos empuja en familia a cumplir sueños, pero que también nos enseña dónde están los límites.

Siempre hay moraleja para nuestros pequeños y aquí descubren que no hace falta hacerlo todo bien y que, además, no todo el mundo sirve para ser famoso (aviso para los consumidores de redes sociales que ven en un youtuber a un ídolo al que imitar). Los amigos son más importantes que la fama. Y esa lección este libro la explica con risas desternillantes y diversión aterradora. 

‘La historia de dos hermanos que en realidad no lo eran’ viene con sorpresa. El narrador no es Drácula, sino nuestra adorable Yeti (empezamos a quererla mucho en el primer libro). Ojito que se habla del bullying, de cómo las cosas que dicen algunas personas pueden hacer mucho daño. Venos mal, que ya empezamos a saber que el diferente, el rarito, el feo… es uno más de la paleta de colores de la sociedad, aunque aún queda trabajo.

Para contarnos ‘La historia de una confusión monstruosa’ toma la palabra Val Hesing, archienemigo (o eso se creía él) de Drácula. Que derroche de imaginación hay en este texto del autor, donde se entrelazan en muy poquitas páginas las vidas de Hesing, el fantasma de la Ópera de París, Dorian Gray y zombis. No dábamos crédito en casa sobre lo que estábamos leyendo. Parecía el más difícil todavía. Y también hay lección: cuidadito con las falsas acusaciones o con obsesionarnos demasiado con la eterna juventud y estar o ser siempre guapos. Lo mejor es aceptarse a uno mismo tal cual. 

En estos libros hemos descubierto a unos amigos monstruosos que saben hacer bien las cosas y así uno puede sentirse horrorosamente feliz aprendiendo de ellos. Nos quedamos deseando que haya una tercera entrega. Mi pequeña está cruzando los dedos mientras yo escribo esta última frase.