Segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer. Esta es la nueva ubicación del Teatro Alcázar al que ahora se llega volando para adentrarnos en su nueva propuesta, Peter. El Musical. Allí nos espera el País de Nunca Jamás con sus Niños Perdidos, los Piratas, las Hadas, las Sirenas y los Indios. Fantasía pura al servicio de una gran producción a la que no le falta detalle.
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Así es ‘Peter. El musical’
Después de recorrer el mundo con más de 5.000 representaciones y 5 millones de espectadores (las cifras son abrumadoras) está de vuelta en España con parada en Madrid. En 2008 esta creación de factura española se colocó entre el top 5 de los mejores musicales del West End londinense. Esta nueva puesta de escena, que llega con renovados bríos, cuenta con la última tecnología teatral para recrear la magia de esta historia legendaria. Los responsables son Theatre Properties, Atremedia y Grupo Eventix. Coged butaca y a disfrutad. Nosotros ya lo hemos hecho.
Este archiconocido viaje a la inocencia (siguiendo la versión de Disney) deslumbra, hechiza y hace disfrutar a los más pequeños con sus aventuras, pero también atrapa en la butaca a los adultos, capaces de ir más allá de lo superficial y admirar el rigor con el que los artistas evolucionan sobre el escenario.
Este musical del niño que no quería crecer no deja puntada sin hilo. La puesta en escena está cuidada al detalle, es tan original y colorista que inunda los sentidos. En ella, tanto las canciones como la música están al día en actualidad de ritmos y disfrutamos variedad de estilos y perfectas coreografías. En definitiva, estamos ante una propuesta de altos vuelos. Y nunca mejor dicho, porque nuestros protagonistas, al servicio de la trama, vuelan sobre el escenario.
‘Peter. El Musical’. Todo un canto a la fantasía
El montaje es un lujo, de esos que se quedan en la retina largo tiempo: con estructuras móviles (desde la creación de una casa londinense de ensueño donde Wendy, Michael y John conocen a Peter Pan; hasta el prestigioso ‘Jolly Roger’, el barco pirata del temido Capitán Garfio), cicloramas chulos (video-proyecciones con imágenes realizadas por Pixar con una calidad inigualable), que lo mismo representan una calle de Londres, como una selva frondosa que oculta a los indios en Nunca Jamás.
En nuestra casa, por mayoría absoluta, ganó el número de las sirenas, aunque los aplausos se repartían por igual entre las coreografías y las canciones.
Durante la representación asistimos a más de 15 cambios de escena en directo y más de 300 piezas de vestuario consiguen inundar de color y verdad la diversidad de personajes que conviven en Nunca Jamás. Lo dicho: un derroche de talento y recursos para que el espectador quede hipnotizado bajo el polvo de hadas.
Y ojo que aquí va un spolier (quien quiera que se salte este párrafo). Anticipo que la caracterización es impecable, pero vuestros pequeños enseguida descubrirán que Peter Pan está interpretado por una mujer (la actriz Silvia Villaú), debido a su parecido con los niños y a la sensibilidad de la mujer, así como su tono de voz que suele ser más blanca y suave.
Qué aprendemos en ‘Peter. El musical’
Y por encima de todo el montaje espectacular hay una lección vital: hay que aprender a soñar y mantener los sueños por encima de todo. “No dejes nunca de soñar”. Y es que los sueños no son cosa solo de niños. Los sueños son el motor de la vida, fuente de inspiración y el camino hacia la felicidad.
Peter Pan es la metáfora del salto que deja atrás la infancia y con ella, la inocente ilusión desmedida y sin razón, la ausencia de responsabilidad o preocupación y el convencimiento en el “felices para siempre”. Ya solo queda apostar por una larga infancia para nuestros hijos.