Pompeya es sin duda una de las ciudades antiguas más famosas de la historia. Destruida y sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79, ha sido protagonista de libros, pinturas y películas y hoy de la exposición inmersiva de las naves de Matadero que lleva el título de ‘Los últimos días de Pompeya’.
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¿Cómo fueron los últimos días de Pompeya? ¿Qué pasó en el año 79?
Atravesamos las puertas que nos llevan hacia Pompeya. Es un día soleado, estamos en una domus, una casa romana y es el año 79. Unas nubes oscuras salen del Vesubio, escucho como una madre propone a su hijo salir a leer a la terraza. No parece buena idea viendo esas nubes en el cielo, pero parecen tan lejanas
Minutos mas tarde, la tierra tiembla y los mosaicos que cubren las paredes de este hogar empiezan a caerse. Hace mucho calor y se hace difícil el poder respirar. A lo lejos el volcán erupciona, escucho a las gentes de las calles de Pompeya, el mundo se acaba, este es el fin del mundo.
Las llamas inundan la habitación, la casa arde en llamas y en las calles de Pompeya se escuchan gritos y lamentos. La mayoría de esas voces pertenecen a los esclavos.
La ciudad se llena de humo, fuego, cenizas, desolación y desesperación. Miro mi piel de gallina mientras camino angustiada por las calles empedradas… Todo permanece en silencio y pronto es enterrada bajo piedra y ceniza… Hemos desaparecido junto a Pompeya y permaneceremos ocultos hasta el año 1748. Una ciudad perdida en la memoria de todos durante 1500 años.
‘Los últimos días de Pompeya’ y el metaverso
¿A que parece que he estado allí? Todo esto ha sido posible gracias a la recreación que se hace de este momento de la historia en la exposición inmersiva ‘Los últimos días de Pompeya‘. Tengo que decir que es la mejor que he conocido hasta ahora porque no es que veas la historia de Pompeya es que eres parte de ella. Eres testigo de sus últimas horas, sientes el humo, percibes el calor, notas la desesperación, experimentas la tristeza y el vacío final. La sala te hace creer que formas parte de la historia tan fascinante de la ciudad.
Y con la carne de gallina, pasamos a la siguiente sala, del metaverso, donde nos convertiremos en un avatar virtual y podemos caminar libremente por la famosa villa de los misterios. Allí podemos disfrutar de un viaje donde pasado y presente se fusionan en una experiencia inigualable.
Recorreremos seis estancias diferentes para ser testigos de cómo la tecnología fusiona emociones y conocimientos y todo se convierte en algo simplemente impresionante. Un guiño, una vez que te pongas las gafas, mírate las manos: tu avatar es una estatua de piedra. ¡Alucinante!
¿Y si te digo que además podréis ser testigos de una emocionante batalla de gladiadores? Pues podrás hacerlo gracias a las gafas de la realidad virtual. ¿impresionante, verdad?
En los espacios expositivos que veréis entre las salas de realidad virtual, encontrarás toda la información sobre Pompeya y el Imperio romano: como eran sus vidas, sus casas, su alimentación y su época.
Conocerás cómo se consiguieron los famosos cuerpos de Pompeya que quedaron cubiertas por las finas cenizas formando con el tiempo una capa sólida de piedra pómez alrededor de cada uno de los cuerpos.
Con el tiempo el tejido blando dentro de las conchas se descompuso y dejó el hueco de los cuerpos, ahí es donde entra el trabajo de los arqueólogos, que vertieron yeso consiguiendo las piezas originales que todos conocemos y que, sinceramente, te dejan sin palabras.
‘Los últimos días de Pompeya’, una exposición inmersiva para todos los públicos
¿Para qué edad la recomendamos? En este caso aunque es para todos los públicos, consideramos que sacarían mas provecho de la exposición los niños que ya hayan dado en la asignatura de sociales algo de los romanos.
‘Los últimos días de Pompeya’ es una exposición que te remueve por dentro, te hace vivir una historia de la que ya conoces el final y que aun así no lo hace más fácil; te hace involucrarte tanto en este episodio que te transformas un ciudadano más para vivir lo que pudieron sentir ese día los habitantes de esta ciudad que era símbolo del Imperio Romano.