Hay espectáculos que cuidan hasta el más mínimo detalle. Y hoy vamos a hablar de uno de ellos. Empecemos por el principio. Dejándome llevar por el boca a boca elegimos un tres por uno para pasar un buen rato en familia. Y digo tres por uno porque el show elegido mezcla humor, misterio y magia. Y así comienza nuestra aventura: “Confirmada reserva para ‘Menudo hotel’ a nombre de Azucena Zarzuela para tres personas. Tendréis que estar en La Cripta Mágica a las 16.30 (por favor sed puntuales para que podamos empezar a la hora prevista). La actuación comenzará a las 17 h. Llama al telefonillo y te pedirán una contraseña. No hemos salido de casa y ya estamos expectantes.
Magia, risa y misterio en ‘Menudo Hotel’ en La Cripta Mágica
La Cripta Mágica es un espacio para disfrutar. Tan acogedor que uno siente que el espectáculo es solo para él. Es una pequeña sala donde uno puede tomarse algo mientras se siente protagonista del show. Y es que es muy, muy, pero que muy participativo. La magia, la risa y el misterio van de la mano en la obra ‘Menudo Hotel‘, donde sus actores, desde el primer minuto se meten a los espectadores en el bolsillo. Hay mucho talento sobre las tablas.
Y sí, cada familia representa una habitación del hotel (mucha guasa con las habitaciones baratas), pero no estamos solos, hay huéspedes raritos con necesidades más raritas todavía que provocan la carcajada. Y es que, es un hotel misterioso, donde ocurren cosas que se escapan a la razón. Vamos, que entre otras cosas hay traviesos fantasmas.
Y a todo el enredo de la trama se suma la magia teatralizada con trucos sencillos, pero hechos con tanta gracia que siguen no solo siendo efectistas, sino que consiguen que peques y adultos nos quedemos con ganas de más. Como ya hemos dicho, la sala es pequeña y el grupo de espectadores por lo tanto es reducido, por lo que casi podemos asegurar que todas las familias, al menos alguno de sus miembros, tiene su minuto de gloria sobre el escenario.
Y los grandes y alocados protagonistas del Hotel Annbell (mi pequeña decía que se parecía un poco al Hotel Transilvania y razón no le faltaba) son el conserje Matías, quien intenta poner cordura ante las situaciones más disparatadas; el botones Avelino, quien hace del miedo una virtud y se impone como un gran mago sobre las tablas; y la criada Cornelia, una ayudante extraordinaria para los trucos más arriesgados. Y es que estamos ante todo un espectáculo interactivo y súper divertido, donde la diversión está asegurada para toda la familia, en este hotel, en el que sus habitantes y su personal no tienen remedio.
Y no quiero dejar de resaltar el acierto en conseguir el equilibrio entre lo que les gusta a los niños y lo que nos gusta a los adultos, porque nosotros también tenemos nuestro protagonismos, nuestros guiños que nos llevan a la carcajada y nuestra tensión ante el misterio.
Y para acabar hay que hacer mención a la propia sala en sí. Es tal cual, adentrarse en un cripta mágica para viajar en el tiempo y hallarnos de repente en la sala del gran Houdini. Y todas las personas que trabajan allí lo hacen aún más especial. Sorprende por lo bien cuidado que está y lo en serio que se toman lo que hacen. Un último detalle: encontrar los aseos es enfrentarse a una pared llena de libros. Hay que prestar atención a los títulos de los volúmenes para encontrar la obra que abre la puesta de soñaras y la que abre la de caballeros. Lo dicho, detalle tras detalle cuidado hasta la máxima expresión.