Después de un largo período realizando actividades al aire libre, hemos vuelto a buscar otro tipo de entretenimiento más ‘indoor’, y ¡ha sido un gran acierto que quiero compartir contigo! Hemos visitado el Museo de la Ilusiones en Madrid y hemos entrado en un mundo fantástico, lleno de actividades fascinantes y que retaban continuamente a nuestra mente o a nuestra percepción de la realidad. ¿Quieres saber más? ¡Acompáñame!
El Museo de las Ilusiones, una experiencia diferente que estimula la mente de niños y adultos
Este original museo, que se ha instalado en Madrid, tiene presencia en otros 20 países. Es un lugar lleno de experiencias visuales, repartidas en diferentes estancias y que te permiten vivir momentos que no te podrás creer. Algunas de estas actividades son más conocidas, como el caleidoscopio o los hologramas, y otras menos esperadas, como el túnel del vórtice, en el que realmente piensas que estás dando vuelta con el cilindro, o la habitación al revés, en el que buscarás posturas imposibles para no caerte.
En esta excursión que hicimos en familia al Museo de las Ilusiones los niños se lo pasaron genial, aunque no sé quién disfrutó más de todos. La cara de sorpresa de mis hijas con cada una de las ilusiones era única. Miraban alrededor buscando el truco, algunas les costaba más y otras enseguida las descubrían. Y cuando esto sucedía su cara cambiaba y se convertía en un rostro de felicidad. Les pusimos el reto de quién resolvía más misterios, y esto junto con lo divertidas que eran las actividades, pasaron una tarde inolvidable y ya nos han dicho que quieren volver cuanto antes.
El museo cuenta con una gran variedad de ilusiones, por ejemplo, aquellas en las que te colocas en ciertos puntos marcados, te sacan una foto y a través de la imagen ves el increíble resultado. Esta parte es la que mis pequeñas llevaban peor, la impaciencia y las ganas de verse les hacía moverse antes de sacar la instantánea.
Otras actividades requieren más de concentración visual, como los cuadros con dibujos sin sentido a los que tienes que mirar fijamente y desenfocar la vista para descubrir la imagen que contiene. Yo no sé si es por algún problema en mis ojos, pero he de confesar que soy un poco nula para esto, aunque los niños en general lo ven enseguida.
Algunas experiencias se centran más en la percepción del movimiento o del equilibrio. Así nos encontramos con el túnel del vórtice en el que te hacen creer que estás girando de verdad, ¡la pequeña se montó cuatro veces! O el túnel sin fondo en el que te tienes que subir (¡qué vértigo!) y que realmente parece que no tiene fondo. A los niños les costó un poco más averiguar el truco de esta actividad, pero al final, y con un poco de ayuda, lo consiguieron.
Una visita al Museo de las Ilusiones es una excelente propuesta para estimular tu mente a través de una serie de retos que te parecerán imposibles y de juegos educativos que os tendrán entretenido durante un buen rato hasta conseguir realizarlos. ¿Te apuntas?