¿Es la mitología clásica aburrida? ¿Pueden los niños entenderla? ¿Cómo puedo hacerla amena para los más pequeños sin caer en el tedio para los padres y las madres? Estas y otras preguntas nos asaltaban cuando nos dirigíamos hacia los Teatros Luchana para ver ‘Mitos griegos para niños’, un espectáculo teatral en el que se narran varias historias sin apenas atrezzo.
¿Qué es ‘Mitos griegos’ para niños?
Lo cierto es que la mitología, ya sea griega, nórdica o romana, no tiene por qué ser aburrida y, es más, los más pequeños (y los que no lo son tanto) pueden llegar a disfrutar mucho con las narraciones épicas de Grecia y Creta.
Porque no dejan de ser grandes historias, cuentos al fin y al cabo de esos que a los niños les encantan. Grandes gestas épicas como las que contaba Scheherezade, la contadora de historias de ‘Las mil y una noches’.
En realidad, lo más meritorio de toda la obra de ‘Mitos griegos para niños’ es que es solo un actor el que consigue captar la atención de los más pequeños (y de los más grandes): Héctor Urién.
Una suerte de trovador, de juglar, de Homero en definitiva, que logra sumergirnos, estimulando y desatando nuestra imaginación, en el barco de Ulises navegando por el Mar Egeo, en el Laberinto del Minotauro junto a Teseo y Ariadna, en los enigmas de la esfinge y nos hace, además, cómplices del secreto de Creta. Y todo ello sin salir de los Teatros Luchana de Madrid.
Únicamente emplea tres recursos: un fondo que varía su color según se desarrolla la acción (y que proyecta sombras), un par de objetos pequeños que lo mismo le sirven para escenificar unas alas que unos reyes y su voz, que nos transporta a Grecia mientras nos hace soñar, reír e incluso asustarnos.
¿A quién va dirigida la obra de teatro ‘Mitos griegos’?
Si bien es cierto que el actor consigue transportarnos a Grecia de una manera amena, entretenida y tan solo con el poder de su voz, el espectáculo teatral, recomendado para mayores de cuatro años, quizá vaya más dirigido a niños algo más mayores (a partir de 6 años probablemente), debido al vocabulario y a ciertas escenas violentas (como las del Cíclope, por poner un ejemplo).
Pe a los intentos por suavizar y cuidar el lenguaje, no dejan de ser duras esas partes de la narración. También la temática, la puesta en escena y las narraciones serían adecuadas para un público infantil de más edad. Pero en cualquier caso, nos parece una obra excelente para seguir aprendiendo sobre nuestros antepasados.