¿Llevas ropa cómoda? Tienes por delante una ruta con niños por la Laguna del Campillo que, según el ritmo que llevéis y lo que os paréis a disfrutar de las vistas y el paisaje, podéis tardar una hora y media (en casa andamos muy lento y hacemos muchas paradas). Por delante un poco más de cinco kilómetros para disfrutar de un paisaje maravilloso y de un espacio natural protegido.
La Laguna del Campillo. Ruta para niños llena de secretos
¿Vamos a montar en tren? Es lo primero que dicen mis hijas cuando se bajan del coche y se topan con un apeadero y unas vías por las que parece que circula una locomotora con vagones, y es que por aquí pasa o pasaba (cerrado por la pandemia) el Tren de Arganda, ‘ese que pita más que anda’. Pero no, hoy toca pasear sin prisas (hace un sol estupendo) por una de las zonas del Parque Regional del Sureste de Madrid.
La ruta puedes hacerla por un camino asfaltado que te llevará hasta el Puente Verde de Rivas o puente del estilo Eiffel (recuerda a la Torre Eiffel de Francia) o hacerla por un camino de arena. Ambos accesos no presentan dificultad alguna para los pequeños (es todo llano) y son ideales para ir con carrito. Nosotros cogimos la segunda opción porque queríamos más campo campo.
Según vamos avanzando, ¡parece que hemos dejado la ciudad de Madrid a cientos de kilómetros, pero nada más lejos de la realidad porque estamos solo a 19 kilómetros de la metrópoli (acceso por la salida 19 de la A3). El único ruido que escuchamos son las conversaciones de otras familias que, como nosotros, han decidido escapar de sus casas y tomar aire fresco.
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Durante el camino encontramos pequeños miradores donde vemos gente pescado, una zona con mesas para hacer un pequeño picnic (¡este verano prometemos volver!) y una amplia variedad de plantas, arbustos y árboles que solo los grandes expertos son capaces de distinguir (en algunos tramos hay paneles informativos con el nombre de cada especie). También podemos apreciar cómo es la corriente del agua según los diferentes tramos en el que nos encontremos: de algo totalmente calmado o una fuerza que da hasta miedo.
Como curiosidad te contaré que esta ruta está dentro del Camino de Santiago y del Camino de Ucles y que te encontrarás indicaciones por si te sabe a poco esta propuesta y buscas algo más. Solo para tu información, para Cuenca te quedarían 114 kilómetros y para Galicia un poquito más, 706 kilómetros. ¿Para pensárselo, no?
Parada obligatoria en el Centro de Educación Medioambiental de El Campillo
Un kilómetro antes de llegar al punto de partida y por tanto final de nuestra ruta con niños por la Laguna del Campillo se encuentra el Centro de Educación Medioambiental de ‘El Campillo’, un lugar donde os recomiendo deteneros durante unos minutos para visitar al menos por fuera sus instalaciones (debido a la COVID 19 la parte interior permanece cerrada).
En un mini recorrido los niños podrán pararse en el observatorio a divisar aves y otros animales acuáticos para después continuar el camino señalado hasta llegar a la Huerta Calamón y ver con sus propios ojos cómo y dónde crecen las lechugas o las cebollas (¡no vienen directamente del Mercadona!).
Algo que a niños y mayores nos llamó la atención de esta zona fue una estructura un tanto peculiar. Jugamos a adivinar qué sería, pero tuvimos que leer el cartel que lo acompañaba porque no dábamos con ello. Mientras algunos decían un armario y otros un rincón para guardar la leña, descubrimos que se trataba de ¡un hotel para insectos! ¿Habías visto vosotros alguno en vuestra vida? ¡Para nosotros fue la primera vez y nos resultó muy curioso!
Al final del recorrido por este centro educativo (meteros en su web porque tienen interesantes talleres mensuales para los niños) nos enteramos de que hace muchos, muchos, muchos años en Madrid hubo elefantes y así queda reflejado en una reproducción de una hembra con su cría a tamaño natural. Según pudimos aprender este elefante (que no es mamut) vivió en nuestra comunidad desde el Pleistoceno medio hasta el inicio del Pleistoceno superior.
Disfruta de estos últimos metros de ruta y… ¡te espero en la próxima!