Hace casi dos años, Bonilla la Sierra, un pueblo abulense de apenas 120 habitantes, apareció en todas la rutas turísticas al ser nombrado uno de los pueblos más bonitos de España. Empujados por este título y con la curiosidad de saber si era o no merecedero de este honor nos encamimos a este rincón del Valle de Corneja.
Qué ver en Bonilla de la Sierra. Guía para no perderte
Lo primero que nos sorprendió al llegar a Bonilla de la Sierra fue su puerta de acceso, conocida como la puerta de Piedrahíta (había otras tres – la de Villafranca, la de Ávila y la de El Mirón- pero ya no se conservan). Nos recordaba mucho a los pueblos medievales de Segovia, tipo Pedraza o Sepúlveda, y nos asombró gratamente porque no es algo típico de las localidades de esta provincia.
Entramos sigilosamente porque, aunque era un domingo de verano, no se oía ningún ruido. Caminando por sus calles empedradas llegamos a la Plaza Mayor del pueblo donde está la joya de este localidad: la iglesia-colegiata de San Martín de Tous.
Visitarla por dentro es obligatorio y si tienes la suerte de que no se está celebrando misa y encuentras al alguacil de Bonilla de la Sierra, podrás disfrutar de una auténtica visita guiada y enterarte de todos los secretos de esta construcción.
Probablemente te preguntarás por qué tienen los habitantes de Bonilla de la Sierra la suerte de tener una joya arquitectónica como esta. Te contaré que esta localidad fue lugar de residencia del obispo de Ávila en la primera mitad del siglo XV, de ahí que haya este edificio con retablos, pinturas y cuadros de gran importancia en su interior, de hecho se la conoce como Villa Episcopal.
Al lado de la colegiata nos encontramos la ruinas del que fuera un elemento defensor de la época: el castillo. Aunque no se pueda visitar por dentro, si merece la pena alzar la vista hacia su torre del homenaje (lo mejor conservado) e imaginarse cómo fue en su época (data del siglo XII).
Dejando el castillo a tu izquierda, te recomiendo que bajes la calle en la que te encuentras. Parece que te sales del pueblo (y así es) pero como no es una carretera con mucho tráfico, yendo con cuidado podrás bordear lo que fue en su día la muralla que protegía a este pueblo (llegó a tener 12 kilómetros). ¡Es como una mini Ávila, guardando las distancias!
Otro de los lugares que no puedes dejar de visitar antes de irte de Bonilla de la Sierra es el pozo de Santa Bárbara o Pozo de la Mora (será lo que más les gustará a tus hijos). Verás unos escalones y podrás bajar por ellos hasta casi tocar el agua. Dice una leyenda que hay tantos escalones como palabras tiene el Credo. ¿Nos ponemos a contar y a rezar?
Al norte de la localidad (pregunta a algún lugareño que te cruces para dar con él sin dificultad) se encuentra otro vestigio medieval: el puente de Chuy desde donde salen distintas rutas para hacer en familia. Por último, déjate perder por sus calles (sube, baja, tuerce a un lado y al otro) y observa sus casas de piedra y descubre escudos o restos murales sobre sus fachadas.
Nos despedimos de Bonilla de la Sierra, pero ya estamos buscando otro pueblo con encanto y bonito de España para visitar próximamente. ¡Te lo contamos muy pronto!