La editorial Blackie Little ha presentado ‘Cartas de amor de O a 10’, de Susie Morgenstern, con ilustraciones de Thomas Baas, para conquistar los corazones tiernos de nuestros pequeños. Se ha hecho esperar, pero ya está en las librerías la obra cumbre de esta escritora adaptada a cómic.
Lo que te encontrarás en ‘Carta de amor de 0 a 10’
Sus páginas nos llevan a una historia inolvidable sobre el amor y la familia con muchos toques de humor y siempre con un fondo de ternura. Además, su formato y presentación, sirve para acercarnos a los cómics y demostrar que han sido y siempre serán también gran literatura.
Sumerjámonos en la historia que tiene muchas lecciones y lecturas. Tenemos dos grandes protagonistas, Ernest y Victoria, dos niños de 10 años, totalmente opuestos, en caracteres y experiencias en la vida. Primera lección. La vida está llena de luces y sombras y aquí a Ernest le toca el papel gris. Pero calma que llega el torbellino Victoria al colegio para iluminarle como si de un faro se tratara.
Ernest es un niño que vive solo con su abuela paterna, huérfano de padres, envuelto en el aburrimiento. Saca buenas notas, pero no tiene amigos. Y en casa los días se suceden sin sorpresas, donde la rutina se impone de una manera asfixiante. No hay juicios de valor, todos sabemos que cada familia tiene su mochila y a veces pesa mucho. Y es que, su abuela vive en el recuerdo de la austeridad de la guerra, con la manta de la soledad, pero con toda la ternura que unos ojos grises pueden ofrecer. Ni siquiera hay espacio para las preguntas en ese hogar.
Por el contrario, tenemos a Victoria ¡con 13 hermanos y todos chicos! ¿Adivináis por qué decidieron ponerle ese nombre? Sencillo, porque querían una niña en la familia y cuando llegó ella fue toda una victoria. En su casa impera el caos, el desorden, la improvisación, las risas…
Con la llegada de Victoria al barrio y al colegio llega la novedad a la vida de Ernest, se abre una ventana a la locura, a la aventura e incluso a saltarse las reglas. Todo un reto para un nuevo despertar. Segunda lección: a veces necesitamos que alguien nos zarandee un poco (bueno, Victoria zarandea un mucho) para que empecemos a hacernos preguntas y encontrar nuestro auténtico lugar. Vamos, dar el paso para dejar el gris y saltar a una auténtica paleta de colores.
Ahora escuchamos mucho eso de “salir de nuestra área de confort”. Pero los adultos sabemos que las cosas no son tan fáciles. La costumbre, el peso cultural, el miedo, el pasado… a veces se nos pueden hacer bola y no es justo que los pequeños de la casa también acaben, no sólo siendo testigos de ello, sino también heredando tristezas ajenas.
Y aquí Ernest, gracias a la mano tendida de Victoria, demuestra su valentía. Deja que la luz le traspase. Empieza a hacerse preguntas y lo que para mi fue durante la lectura del cómic con mi pequeña más importante, integrar a su abuela en su descubrimiento, en que la vida no es pasado, sino presente.
Y atentos que hay sorpresa. El título ‘Cartas de amor de 0 a 10’ hace referencia a una caja que encuentra nuestro protagonista con cartas escritas por su padre de los 0 a los 10 años. ¡No es huérfano! Fue abandonado por el dolor al no soportar la pérdida de su amada esposa. Pero Ernest vuelve a darnos una lección. Tercera: no las lee con rencor, ni con reproches por el abandono, sino con la mirada puesta en el reencuentro, en reescribirse una nueva familia tanto para él como para su abuela. Y ojo, que Victoria deja claro que ha llegado a la vida de Ernest para quedarse.
Estamos ante una historia para comprendernos intergeneracionalmente, para respetar los silencios y los gritos, para mirar el pasado pero, sobre todo, para sentirnos en el presente y a poder ser ir sacando piedras de las mochilas que cargamos. No hay culpas ni culpables, sólo miradas con luz.