Antes de dormir, en los viajes largos en el coche, mientras esperas tu turno en la sala del dentista, de camino al colegio. Contar un cuento es una de las acciones más sencillas que pueden hacer los padres con sus hijos, ¡y además es gratis! Pero sabes lo mejor de todo, contar un cuento tiene un montón de beneficios para tu hijo, para ti y para la relación entre ambos. Descúbrelos en este artículo de la mano de Adriana Peña Espinoza, psicólogo clínico y escritora de cuentos que sanan emociones.
Qué hay detrás de los cuentos infantiles
Los cuentos nos han acompañado durante siglos como forma de expresión narrativa de la cultura. A través de ellos hemos recreado la belleza y la fantasía que distinguía nuestras generaciones pasadas, incluso hemos aprendido formas de vida diferentes y perspectivas distintas de una misma realidad.
La literatura engloba la expresión creativa, artística y muchas veces poética de quien la escribe. Con ella nos adentramos en realidades pasadas, futuras, soñadas y hasta paralelas que nos hacen apreciar de distintas maneras las buenaventuras y los displaceres de sus protagonistas.
Pero si hablamos de literatura infantil inmediatamente se nos viene a la mente lo imaginario, lo lúdico y lo recreativo. Sin saber que esto es solo la apariencia de todo un iceberg de bondades.
Como adultos tendemos a pensar que contar historias a un niño es una simple manera de aquietarlo y de distraerlo, pero el cuento no termina ahí. Por eso, hoy quiero conversarte un poco más sobre lo que hay realmente detrás de los cuentos infantiles y del mar de posibilidades que emergen de ellos cuando nos atrevemos a contarlos.
Estoy segura que un poco de información al respecto hará que muchos padres se interesen en explorar este maravilloso recurso, y en caso de que ya sea parte de sus hábitos, lo valoren muchísimo más y puedan sacarle mayor provecho, invitando a sus niños a que lo adopten como la rutina más nutritiva y saludable que pueden llegar a vivir jamás.
Lo bueno de contar un cuento a los niños
Por tratarse de arte puro los cuentos introducen al niño en las formas más hermosas de expresión, permitiéndoles recrear belleza, sutileza y armonía en sus pensamientos y conectándolos directamente con sus fibras más sensibles y con su intuición. Además de ser un motor para incentivar su imaginación y su creatividad. ¿Qué más cosas buenas tiene contar un cuento a un cuento?
- Propician la madurez cognitiva. Todos los procesos de pensamiento se ven beneficiados por la lectura de cuentos. En primera instancia, impulsan la transición del pensamiento concreto al pensamiento abstracto, es decir, contribuyen a que el niño sea capaz de hacerse planteamientos mucho más reflexivos, donde a partir de la deducción y el análisis saque sus propias conclusiones. Esto hace que el niño esté más dispuesto al aprendizaje.
- Otra ventaja cognitiva es la adquisición y mejora del lenguaje. Si tu niño aún no habla o dice pocas palabras, contar un cuento puede ser una gran herramienta para ti; pero si ya lo hace igualmente pueden contribuir en gran medida enriqueciendo su vocabulario, su compresión, su memoria y su concentración.
- Los cuentos llevan consigo mensajes implícitos portadores de valores los cuales funcionan como piezas en el rompecabezas de lo que será la personalidad del niño. A través de pequeños mensajes los cuentos nos regalan ética y nos permiten evaluarnos, cuestionarnos y reflexionar.
- Los cuentos son recursos incomparables que educan y fomentan habilidades sociales y socioemocionales. La vida social comienza con los vínculos y a través de ellos creamos recursos para relacionarnos y satisfacer nuestras necesidades. La comunicación asertiva, la empatía, la autoestima o la autoconfianza son habilidades y constructos indispensables para el desarrollo integral de un niño ya que gracias a ellas el individuo es capaz de integrase y de relacionase en sus diferentes áreas de interacción, incluyendo su mundo interior. A través del cuento estas habilidades se refuerzan, incluso llegando a modificar la percepción de las adversidades y potenciando la capacidad de afrontamiento del niño, por eso pueden ser grandes precursores de resiliencia.
- Fortalecen los lazos de confianza. El momento dedicado a la lectura puede llegar a convertirse en un espacio mágico de bienestar y de conexión donde el niño y el adulto se compenetran generando un vínculo estrecho de confianza y de complicidad. Esta sensación además de poner a toda máquina las hormonas vinculadas a la felicidad, reduce considerablemente los niveles de estrés y de ansiedad, por eso son tan buenos aliados para relajarse a la hora de dormir.
- Los cuentos no tienen de edad y te pueden acompañar a donde vayas. Puedes contarlos a tu bebé incluso desde tu vientre y hacer que lo acompañen durante toda su vida porque si aprende a crecer con el hábito de la lectura jamás perderá esa conexión. Los cuentos pueden ser amigos y aliados, cómplices y guardianes de secretos. Puedes contar con ellos en cualquier momento e incluso pueden pasar de generación en generación. Llegándose a convertir en una especie de patrimonio de valores.
- Los cuentos son vías muy elocuentes para recrear situaciones y personajes que vistas por el niño desde una perspectiva distinta a la propia, le permiten ponerse en el lugar de otras personas y gestionar sus propias emociones.
- Cada historia lleva consigo un mensaje especial que resulta muy sanador tanto para el niño que la escucha como para el adulto que la cuenta. La lectura tiene la virtud de convertirse en un espacio terapéutico donde el pequeño puede identificarse con ciertos procesos que vive el protagonista y resolverlos de manera indirecta a través de un relato menos amenazante que el de su propia realidad. Esto le da la oportunidad de encontrar respuestas a sus conflictos internos de una manera más reconfortante.
Los cuentos son en definitiva herramientas maravillosas no tan solo por su capacidad de entretener y de divertir sino porque mientras entretienen y divierten desarrollan habilidades cognitivas, sociales y psicoemocionales, fortalecen vínculos afectivos, y por si fuera poco sirven para sanar.
Por eso y por más de mil razones siempre serán mis recursos terapéuticos favoritos. ¿Y tú? Si aún no te has animado… No esperes más para introducir a tu peque en el fascinante hábito de la lectura!
Texto: Adriana Peña Espinoza, ,psicólogo clínico