Es sábado por la mañana y a pesar de los días tan fríos que hemos tenido, luce un sol espléndido perfecto para la actividad que tenemos hoy. A las 10 de la mañana estamos en Villalbilla. Hoy nos convertimos en cetreros por un día. ¿Quieres conocer más sobre esta actividad?

Visitamos el Centro Cetrería Campeza

aves rapaces

Miguel nos espera junto a algunas familias más y os preguntaréis. ¿Y quién es Miguel? Es el responsable del Centro Cetrería Campeza y cetrero, uno de esos 800 que hay en España y que se dedican a ese arte ancestral de cuidar y entrenar aves rapaces para la caza de presas en su medio natural. Su práctica y conocimiento se ha transmitido de generación en generación durante más de 5.000 años y es Patrimonio Cultural Inmaterial, reconocido por la UNESCO desde el año 2010.

Miguel fundó Cetrería Campeza hace ya 10 años, un centro que reúne biólogos, técnicos ambientales, veterinarios, cetreros y naturalistas que educan, forman y controlan la fauna de forma respetuosa con el medioambiente. El objetivo es conseguir un equilibrio entre los animales y el hombre. Dentro de esa parte educacional, Miguel dedica sus sábados a convertir a las familias en cetreros por un día, gracias a sus sesiones cetrería en familia y que tienen una duración de 3 horas.

Miguel nos relata la historia de la cetrería y la cantidad de cosas que realizan desde su centro.  Primero nos dice que tienen una importante labor de recuperación de aves en el municipio, ya que cuenta con dos cajas nidos para halcones peregrino y otra para una especie amenazada de la zona. 

Se trata de un córvido llamado chova piquirroja, que saca adelante cada año gracias a su esfuerzo y que puede observar cada día gracias a las cámaras que tiene instaladas, convirtiéndo como dice él mismo en un gran hermano de las aves. 

Miguel nos confiesa cómo ha convertido su pasión en trabajo. Y es que hoy en día las aves rapaces nos ayudan a controlar la fauna de una manera eficaz, haciendo, por ejemplo, que las palomas no sobrevuelen el open de tenis de Madrid, ese derbi de fútbol o controlando el espacio aéreo de los aeropuertos. Son eficaces para controlar plagas de insectos en la agricultura o para fomentar la reproducción de los depredadores naturales.

Todo lo que aprendemos sobre las aves rapaces

cursos de cetrería

Miguel ama su trabajo y se nota. Nos explica por qué las hembras son más grandes que los machos; que lo poco que pesan, a pesar del tamaño que llegan a alcanzar, se debe a sus huesos; y que el agujero que muchas poseen en sus picos es para regular la entrada de aire al hacer los picados. 

Nos sorprende al enseñarnos el buche y nos señala que necesitan ingerir rápidamente la comida. El buche se encarga de guardar esa comida para que puedan digerirla tranquilamente cuando estén a salvo. El cetrero alimenta a las aves a primera hora de la mañana o a última de la noche en los días más calurosos para evitar que el calor fermente la comida y haga que se pongan enfermos.

Centro Cetrería Campeza

Nos explica que el color de los ojos de los búhos y lechuzas hacen referencia al momento del día en el que salen a cazar, por eso los ojos amarillos los poseen los búhos que cazan al amanecer, los naranjas al atardecer y los ojos negros que poseen las lechuzas es porque solo cazan de noche. 

Nos descubre que esos penachos que poseen los búhos en la cabeza no son oídos si no simplemente plumas que les ayudan con el camuflaje entre las ramas y que sus verdaderos oídos están a ambos lados de la cabeza uno por encima del otro, para poder captar mejor los ruidos que hacen sus presas al caminar sobre el suelo.

Lo que se siente al volar un ave rapaz

Julia un halcón peregrino; Reyes, un águila de Harris; Muñequita, una desconfiada halcón plumada de Perú; y UIzuri, una buha africana son las aves rapaces que volamos y gracias a esta actividad descubrimos lo interesante que es la cetrería, incluso como profesión para el futuro. 

Esta actividad nos ha alejado de esa visión que teníamos de la cetrería de los mercados medievales y vemos la importancia que tiene en nuestro día a día. Nos alegra que Miguel acerque su mundo a las familias, con esa pasión y ese cariño con el que lo hace y plantando esa semillita en cada uno de nosotros del amor por ese arte milenario.

¿Y sabéis una cosa? Que a mi me han entrado ganas de hacer uno de sus cursos de iniciación a la cetrería que desde su organización imparten los fines de semana.

Nos parece que esta actividad de cetrería en familia es un planazo para regalar y para disfrutar todos juntos en la naturaleza y con estas maravillosas aves.