Hipolito nos estaba esperando en los accesos al Tren de la Fresa, dentro del Museo del Ferrocarril. Después de saludarnos, no sin antes tropezarse y casi tocar el suelo (era un poco torpe, todo hay que decirlo), nos indicó el camino hacia el coche 2 donde empezaría nuestra aventura hacia Aranjuez. ¡Íbamos a hacer el mismo recorrido que en su día realizó el primer ferrocarril de la Comunidad de Madrid, construido en el año 1851 por indicación de Isabel II para unir la capital con el Palacio Real de Aranjuez! ¡Todo un viaje en la historia!
Así es el Tren de la Fresa que te lleva hasta Aranjuez
Historia, ocio, cultura, gastronomía… El Tren de la Fresa es una excelente propuesta de ocio para hijos, padres, abuelos… Y es que en los vagones de esta mítica locomotora todo el mundo es bien recibido. De primeras subirse en sus emblemáticos e icónicos vagones es toda una experiencia para nuestros hijos, que están demasiados acostumbrados a moverse en coche, ¡ya ni siquiera en metro o en autobús, al menos las mías!
Los casi 60 minutos que dura el recorrido entre la estación de Delicias y la de Aranjuez nos la pasamos andando por los pasillos del tren y así observar el antiguo restaurante, los compartimentos más privados, aquellos que son de madera… ¡Mis retoñas nunca habían visto nada igual!
Además durante el trayecto, personajes de la época nos sorprendieron desvelándonos algún que otro secreto de su vida y de su trabajo diario mientras que el conductor nos animaba a cantar el tema ‘El Tren de la Fresa’. ¡Aún hoy no nos lo podemos quitar de la cabeza!
De los distintos itinerarios que ofrece el Tren de la Fresa, nosotros escogimos el llamado fresas con nata (tienes también fresas reales, fresas al natural y fresas del Tajo) porque queríamos conocer los distintos jardines de este rincón de la Comunidad de Madrid y porque el tour era muy cómodo.
Una vez en Aranjuez, nos recogieron en el Chiquitren, que nos llevó a hacer un mini tour por el caso antiguo para después acabar en el jardín del Príncipe. Allí, además de descubrir algunas leyendas sobre las esculturas que se sucedían en este paisaje, también tuvimos la suerte de cruzarnos con ardillas y pavos reales. ¡Qué preciosidad!
Nuestra siguiente parada fue la explanada que da acceso al Palacio Real de Aranjuez. Nuestro pack no incluía la visita al interior, pero lo tenemos apuntado para otra ocasión. Hay tanto que ver que en un día es imposible abarcar todo. Desde ahí, acompañados en todo momento por una guía, pasamos por varios siglos de historia y recordamos y aprendimos cómo se produjo el paso de la casa de los Austrias a la de las Borbones.
Después de dejarnos tiempo libre para comer, que nosotros aprovechamos para volver al jardín del Príncipe pero esta vez andando para verlo bien todo, fuimos al jardín de la Isla y al jardín del Parterre. Además de conocer más detalles de nuestros antepasados (Felipe II, Felipe V, Felipe VI, Carlos III… ) también descubrimos algunas tradiciones que hoy mantienen los ribereños, como se les llama a los habitantes de Aranjuez. Una de ellas, pasear por la cascada de las Castañuelas, mandada construir por Carlos III y que tiene un efecto relajante en quien lo escucha. ¡Lo podrás comprobar por ti mismo!
¿Y sabes qué pasó al final de nuestro viaje? En el Tren de la Fresa volvimos a escuchar su canción mientras comíamos ricas fresas con las que los revisores nos obsequiaron. La guinda perfecta a un día mágico.