Te propongo un plan para esos días (quizás de otoño e invierno que anochece pronto) en los que quieres salir al campo por la mañana o justo después de comer, pero no quieres recorrer largas distancias y que simplemente lo que buscas es dar un paseo para estar en contacto con la naturaleza y pasear sin mayores pretensiones. ¿Conoces el Soto de las Juntas de Rivas-Vaciamadrid?
Ruta fácil y circular con niños por el Soto de las Juntas de Rivas-Vaciamadrid
Tan cerca de Madrid… ¡y todavía no lo conocíamos! Si a ti también te pasa, ¡hay que ponerlo remedio, sobre todo si vives en la zona sureste de Madrid! En la salida 19 de la A3 (carretera de Valencia) comienza esta ruta circular y de dificultad baja ideal para hacer con niños de todas la edades. Sabrás que has llegado al punto de partida porque verás una fábrica abandonada y muchos coches aparcados (hay sitio para todos).
El camino Soto de las Juntas de Rivas-Vaciamadrid consta de un trayecto largo (señalizado en azul y de una distancia de 4,5 kilómetros) y otro más corto (indicado con rojo y de apenas 2 kilómetros) que se puede hacer a pie con o sin carrito de bebé, pero también en bicicleta. Nosotros optamos por lo primero y la verdad es que se nos pasó volando. Se puede hacer también con perros, pero estos deben de ir con correa.
La mejor época para hacer este recorrido es en otoño o primavera por los colores de las hojas de los árboles y por la luz del sol. Intentar hacerlo en verano puede ser un poco sofocante, porque no hay muchas sombras durante el camino.
Se trata de un entorno que guarda muchas sorpresas. La primera es la presencia del chopo de San Diego, catalogado como árbol singular de la Comunidad de Madrid. No solo es el ser vivo más grande y longevo de todo este espacio natural (edad aproximada: 100 años), sino que es uno de los ejemplares que quedan de chopo autóctono en la Comunidad de Madrid, y, por tanto, un ser vivo único para contemplar y cuidar.
Como te he dicho al principio, se trata de una ruta para pasear pero no para montar un picnic, y es que aunque te encontrarás bancos para sentarte a observar cómo corre el agua por el río Manzanares (al oeste) y el Jarama (al este) o tomarte un refrigerio no existe una área recreativa como tal.
Eso sí, eso no será excusa para que tus hijos ‘intenten hacer de las suyas’. A las mías les encanta todo lo que tenga que ver con los palos de madera o las ramas de los árboles que se agolpan en el suelo: desde hacerse con un bastón en el que apoyarse, lanzarse a construir una mini cabaña o sentirse equilibristas recorriendo el tronco de árboles caídos (después de casi un año, se siguen viendo las consecuencias de Filomena).
Por cierto, ¡no se te olvide echar en tu mochila unos prismáticos! Según te vayas acercando a la laguna del Soto de las Juntas encontrarás casetas de madera para la observación de aves. ¡Tómate tu tiempo y no tengas prisa! ¡Aquí estás en un remanso de paz!
No quiero acabar sin contarte otra de las curiosidades/anécdotas de esta zona de reserva natural. ¿Sabías que albergó en su interior un palacio construido durante el reinado de Felipe II y posteriormente fue el centro del primer núcleo de Vaciamadrid, destruido en tu totalidad durante la Guerra Civil?
Si al terminar te quedas con ganas de más, muy cerquita de esta zona tienes más opciones parecidas: la laguna del Campillo, las lagunas Madres y las Lagunas de Velilla de San Antonio.