Cuando las princesas de la casa van creciendo, su interés por conocer sitios nuevos va in crescendo… Buscar lugares astetic – palabra que recientemente acabo de conocer por mi hija preadolescente- y diferentes en los que vivir una experiencia única y, sobre todo, hacerse fotos para después tirarse horas y horas haciendo montajes en aplicaciones como Inshoot o Canva, se convierte en todo un reto para los padres. En Rockade, un local situado en el barrio de Malasaña, (hay otro en La Latina) con una temática muy ochentera, ¡fliparon, disfrutaron y jugaron a los juegos de arcade y pinball al mismo tiempo!
Entrar en Rockade y viajar en el tiempo
Si salir a un restaurante siempre emociona a mis hijas- yo creo que es porque así se evitan poner y quitar la mesa-, si lo hacemos por la noche se le añade grandes dosis de aventura. Además, nuestro destino estaba en el triángulo formado por Tribunal-San Bernardo-Noviciado, una zona que no habíamos llegado a explorar con ellas aún y que les resultó muy distinta a lo que estaban acostumbradas.
Su expectación creció cuando bajamos las escaleras de Rockade (Calle Marqués de Santa Ana, 11) y se dieron cuenta de que todo estaba oscuro. No paraban de mirar la decoración. En las paredes un montón de muñequitos muy retro y de funko pop (en casa no tenemos una colección tan grande, pero vamos camino) y por los pasillos máquinas arcade y de pinball.
Si ellas no daban crédito, ¡yo tampoco! ¡Anda que no he pasado yo horas y horas de pequeña jugando con mi amiga Gema a conseguir ponernos las primeras en el ranking de jugadores! Por supuesto, echamos unas partidas. Por cierto nos encantó que había una máquina en la que introducías un billete y te lo devolvía en monedas, ¡así no tenías excusa!
Y cuando ya se nos pasó el subidón inicial o mejor dicho las tripas empezaron a sonar, echamos un vistazo a la carta. Todo es muy sencillo, pero está muy bien preparado y sabe a gloria. En nuestro caso nos decantamos por unos nachos como entrante para después continuar con unos baos (son como bocatines que vienen genial para compartir y así probar cosas nuevas), unas gyozas (mi hija mayor acaba de conocer su existencia a través del juego de Sushi Go que es ideal para llevar en el bolso de mamá) y, por último, unas super sincronizadas (son como quesadillas).
Si bien es cierto que hay que llegar pronto cuando se va acompañado de niños – a las 20.00 horas se abre cocina- es de agradecer que es un local en el que la música no está muy alta y que se puede hablar sin quedarte afónica. Cierran a la 1.00 de la mañana, pero a esa hora nosotros ya estábamos en el quinto sueño por lo menos.
Quédate con el nombre de Rockade tanto si tienes niños mayores y quieres hacer una salida especial como si estás pensando en organizar una quedada solo madres o solo padres. ¡Puede ser una gran alternativa!