Hoy nos dirigimos a Rascafría para hacer una ruta que nos llevará hasta las cascadas del Purgatorio. Unos 14 kilómetros ida y vuelta con un tramo final un poco duro si vas con niños pequeños. ¿Punto de partida? El puente del Perdón, junto al Monasterio del Paular. ¡Empezamos!
Visita a las cascadas del Purgatorio con niños, en Rascafría
Lo ideal es aparcar el coche en el parking de las Presillas (es de pago y su precio es de nueve euros todo el día). Te recomiendo este punto, porque si dejas el coche en el pueblo de Rascafría tendrás que pasear otros tres kilómetros extra (más los correspondientes de la vuelta).
Comienza la ruta en el puente del Perdón, construido sobre el río Lozoya en el siglo XIV y reformado en la primera mitad del XVIII. Se llama así porque durante la Edad Media ahí era donde el tribunal de la inquisición decidía si los presos recibían el perdón.
A menos de un kilómetro se encuentran las piscinas naturales de Rascafría (las Presillas), ahora secas para evitar el baño debido al COVID. Se trata de una zona que, en otras circunstancias, está muy demandada porque hasta allí nos escapamos los fines de semana muchos madrileños para refrescarnos y olvidarnos de las altas temperaturas del verano en la capital.
Y, aunque este año, darse un chapuzón como te cuento es imposible, sí que es cierto que su verde césped invita a sentarse un rato en él, sobre todo a la vuelta, cuando ya las piernas flaquean; y, si necesitas reponer fuerzas y se te han acabado las provisiones, debes saber que hay chiringuito y baños.
Pero seguimos con nuestra ruta. Continuamos el camino, de momento asfaltado y bastante cómodo, aunque luego transitaremos por una pista de tierra. No tengas prisa y deléitate con el paisaje y con alguno de los animales de la zona (vacas y caballos). Una advertencia: si hace calor, en este tramo no hay mucha sombra, así que no se te olvide llevar una gorra para protegerte del sol.
La ruta está perfectamente señalizada, no hay riesgo de perderte si sigues las indicaciones de las cascadas del Purgatorio. Además está muy transitada y la mayoría de los senderistas tienen el mismo objetivo. Puedes preguntarles si te falta mucho, aunque es curiosa la percepción espacio tiempo que cada uno tiene. Una anécdota: la primera vez que preguntamos si nos faltaba mucho, nos dijeron que una hora y ¡¡¡tardamos casi tres!!!
La ruta sigue el cauce del arroyo del Aguilón y vas a cruzar varios puentes de madera sobre él. En el último tramo, aproximadamente un kilómetro y medio, el sendero se vuelve más estrecho, tienes que esquivar ramas y sortear piedras y el salto final hasta la cascada es aún más difícil. Puede que alguno se pegue algún resbalón, pero si vais con cuidado no tenéis que preocuparos.
¿Un chapuzón en las cascadas del Purgatorio?
Las cascadas del Purgatorio son impresionantes. Hay dos, una de 10 metros y otra de 15 metros Es una pasada ver cómo el agua (arroyo Aguilón) brota de las rocas. Solo los más valientes se atreven a darse un baño, porque me imagino que te podrás hacer una idea de cuál es su temperatura. ¿Serás tú uno de ellos?
Te confesaré que nosotros solo metimos los pies para refrescarnos un poco y afrontar la vuelta más frescos. Y es cierto que, aunque es largo, el camino de retorno se hace mucho más llevadero a pesar del cansancio.
Si os quedan fuerzas, antes de emprender camino de regreso a casa podéis participar en una de las visitas guiadas y gratuitas al Monasterio del Paular, pero os recomiendo que consultéis horarios y reservéis con antelación (la última es alrededor de las 17.00-17.30 horas, pero dependerá de si tienen horario de invierno o de verano).