Movidos por las ganas de conocer un sitio nuevo, de superar nuestra marca y conseguir un nuevo récord (nuestra máxima distancia estaba en 7 kilómetros y esta fueron 11 kilómetros) y por la leyenda de que en el pico de la Vera Cruz, entre de Los Cerros de Alcalá, se apareció una luz que animó a los cristianos a realizar el asalto definitivo a la conquista de Qal´at´Abd-Salam, nos propusimos hacer la ruta del Ecce Homo con niños. Lo disfrutamos, pero también nos cansamos.
La ruta del Ecce Homo en Los Cerros de Alcalá
Durante el confinamiento descubrimos Los Cerros de Alcalá y su ruta de la puerta verde y de los Tarayes. Nos quedaba, según el aula de la naturaleza de esta localidad, la ruta del castillo y la ruta del Ecce Homo. Como el día se presentaba soleado e íbamos con la buena compañía de los amigos, ¡optamos por la segunda!
Aviso a senderistas: son 11 kilómetros, la mayoría de ellos de subida y el recorrido es lineal. El camino, quitando la última parte, no está asfaltado pero sí en muy buenas condiciones (son pistas forestales). En algunas zonas no hay árboles, con lo que no la recomiendo para hacer un día de mucho calor, pero tampoco de mucho frío porque en lo más alto te puedes quedar ‘pajarito’. Por último, había mucha gente con su perrito, así que las mascotas son bien recibidas si van acompañadas de su dueño.
Dicho todo esto, ¡vamos con la ruta en sí! Nuestro punto de partida está en la carretera de Pastrana (M-300) kilómetro 25. Allí hay un mini parking que siempre está lleno, a no ser que llegues pronto. La otra opción es dejar el coche en el polígono industrial que está al lado. ¡Hay sitio de sobra!
Durante una parte del trayecto, coincidiréis con más grupos o familias, y es que se cruzan distintas sendas, pero la nuestra de hoy está indicada con balizas amarillas y… ¡no tiene pérdida!
Pasados los primeros 2,5 kilómetros, vas dejando atrás a otros caminantes y seguís casi solos. Nosotros aprovechamos una zona de pinos para hacer un descanso porque, aunque los niños no se habían quejado (yo siempre digo que son unos campeones), sabíamos que lo que nos quedaba no iba a ser fácil para ellos, ¡ni para muchos de nosotros!
Observando el entorno, puedes ver cómo en las laderas de las montañas se dibujan caras que te acompañan durante todo el camino. ¡Nos sentimos escoltados! Y mientras que jugamos con los pequeños a desarrollar su imaginación, a ver quién llega antes a un pino o a escondernos detrás de alguno, vemos que el camino se presenta ascendente.
Y es que cuando las fuerzas empiezan a flojear y piensas que has hecho mucho y que ya has acabado, ¡llega la gran subida! Aquí os pido tener cuidado porque el último tramo está lleno de piedras y hay algunos socavones, pero nada podría frenarnos. Y entre ‘no puedo’, ‘falta mucho’, ‘estoy cansada’ o ‘yo me quedo aquí’ coronamos la meta.
Desde el pico Ecce-Homo se disfruta de un bello paisaje: Somosierra, Ayllón, Madrid, Guadalajara, Daganzo, Meco, Camarma y, por supuesto, Alcalá de Henares. ¿Sabrías adivinar qué es qué? Después de descansar (nosotros sacamos nuestro bocata de sardinas con tomate en una explanada que hay), todo descender y emprender camino de vuelta. Quizás por la sensación de haber llegado tan arriba, el camino de vuelta lo disfrutamos mucho más. ¡Vimos el paisaje desde otro punto de vista! ¡Esta noche todos dormimos a pierna suelta!