¡Qué ganas tenía de enseñarles a mis hijas Toledo! Y aunque la idea inicial era recorrer sus calles y conocer sus principales monumentos, cuando descubrí que estaba la senda ecológica de Toledo decidí cambiar el enfoque de la visita. En lugar de adentrarnos en el corazón de la ciudad, íbamos a observar algunas de sus edificaciones desde fuera. El plan, ni mejor ni peor, fue todo un acierto.
Recorrido por la senda ecológica de Toledo
La senda ecológica de Toledo es un agradable paseo a orillas del Tajo de unos tres kilómetros de distancia. El punto de partida está en el parking de Azarquiel (Paseo de la Rosa). Ahí dejamos el coche y nos dirigimos hacia las orillas del río. Allí verás una zona de merendero para la vuelta poder montar vuestro picnic. Deberás coger el camino de la izquierda y comenzar a disfrutar de unas vistas increíbles.
Vuestra primera parada es el conocido como mirador del río Tajo que os permitirá tener una vista del Alcázar increíble. ¡Tómate tu tiempo! Después atravesaréis el puente de Alcántara por una pequeña puerta que parecerá de cuento y que os conducirá hacia unos antiguos molinos harineros. Por cierto, quizás os encontréis a unos amigos muy especiales.
La siguiente parte de camino transcurre entre el puente de Alcántara y el puente de la Ronda Juanelo. En este trayecto se encuentran las famosas turbinas de Vargas, construidas en 1870 para generar electricidad para la ciudad de Toledo. Hoy solo quedan restos.
Cuando lleguéis al puente de la Ronda de Juanelo, hay que tener mucho cuidado porque niños y mayores deberéis atravesarlo por el andén y puede ser un poco peligroso. ¡Os tocará ir en línea india, pero los pequeños tienen práctica de sobra porque están habituados a hacerlo en el colegio!
En este nuevo lado de la senda ecológica de Toledo el paisaje también es mágico, ¡pura naturaleza! En algunos tramos – por si queréis descansar – veréis mesas para sentaros o comer algo. Se trata de un camino llano y muy accesible para niños (con carro no es recomendable) y… ¡también para llevar mascotas!
A esta parte se la conoce como la senda de Cabestreros. Antiguamente era un camino de cabras y actualmente está arreglado y cuenta con una barandilla como precaución para los niños y también con mallas metálicas por peligro de desprendimientos.
Después de este agradable paseo, alcanzaréis la plaza de Andaque. Os explico bien qué hacer aquí porque puede llevar a algo de confusión: deberéis bajar unas escaleras que terminarán en la famosa casa del Diamantista, hoy perteneciente a la confederación hidrográfica del Tajo, y el Barco Pasaje.
Si hacéis la senda ecológica de Toledo entre el 1 de abril y el 15 de septiembre, te recomiendo que adquieras tickets (son gratuitos) para cruzar encima de esta balsa que cruza de orilla a orilla del río Tajo. Y que también hagas una parada para observar la Torre del Hierro.
Queda ya muy poco para llegar a nuestro destino final: el puente de San Martín, pero antes tenéis que cruzar varias construcciones destruidas y que antes eran antiguos molinos. Podéis colaros dentro y explicarles a tus hijos cómo funcionaban en su época y el papel que hacían para trasladar el agua.
El recorrido se vuelve ahora más frondoso, lo que se agradece un día soleado porque hay mucha sombra. Según os acerquéis, la panorámica del puente de San Martín es realmente bonita y el sonido del agua muy relajante. Y damos por concluida la senda ecológica de Toledo. Para volver, podéis retroceder por el mismo camino aunque mi propuesta es que aprovechéis para atravesar la ciudad. Y, sobre todo, que disfrutéis del picnic de este gran día.