Cada vez son más los teatros que apuestan por incluir en su oferta teatral propuestas para los niños y las familias, pero quizás no todo lo que hay en cartel sirve. En este caso, el teatro Infanta Isabel ha acertado de lleno al programar ‘La ratita presumida’, de los Titiriteros de Binéfar, una compañía de Huesca que llevan desde 1978 sobre los escenarios.
El buen trabajo de los Titiriteros de Binéfar
¿Quién no conoce ‘La ratita presumida’, de Charles Perrault? Esta historia en la que una ratita muy coqueta que limpia la puerta de su casa se topa un día con una moneda que rápidamente sabe en qué va a emplearla: se comprará un lazo rojo para estar bella. A partir de ahí su ‘vida’ cambia por completo y un montón de animales intentarán cortejarla: un perro, un burro, un cerdo y un gallo.
El único requisito que les impondrá a todos ellos nuestra amiga será que le digan qué hacen por la noche. El resultado es que todos sus pretendientes son bastante ruidosos, así que ella les rechaza. En este desfile de personajes aparecen también un ratón muy juguetón y un gato muy astuto.
El final, por si acaso no te acuerdas o no lo has leído, voy a dejar que lo descubras por ti misma, ¿te parece? Así yo me centro en lo más destacado de esta propuesta teatral: la increíble adaptación y magistral versión que, utilizando recursos actuales, utilizan los Titiriteros de Binéfar para meterse desde el minuto uno de la representación a niños y adultos en el bolsillo.
‘La ratita presumida’ es una obra inteligente por muchos motivos. El primero de ellos es cómo consiguen con unos sencillos muñecos llenar todo un escenario como si de una gran producción se tratase. Segundo porque han resucitado una historia que muchos padres teníamos abandonada o al fondo de la estantería. De hecho, mi hija pequeña no conocía su existencia y nos ha pedido que vayamos a la biblioteca para ver si hay un ejemplar de la misma.
Eso por no hablar del poder que una guitarra, una armónica y las voces de los conductores de esta pieza consiguen dar a la obra, dotándola de un punto muy atractivo para la audiencia. «Nuestra versión, como es habitual en la compañía, disfruta de canto y música en vivo, y va dirigida a público familiar», explican sus responsables, que añaden: «El cuento nos ha permitido una reflexión sobre el consumo irresponsable y la falacia de alguna publicidad».
Y es que sin duda ‘La ratita presumida’ contiene enseñanzas que a los padres buscamos siempre transmitir a nuestro hijos como la amistad, la vanidad, la prudencia, la presuntuosidad… Y encierra un importante mensaje: las apariencias engañan.
¡Por muchas obras así!