Hace unos días una amiga me habló de un cuento que una madre había escrito para hablarle a su hija mayor de todas esas emociones que estaba sintiendo -algunas más positivas que otras- ante la llegada de su hermanito. La temática me encantó porque mi hija mayor lo pasó muy mal cuando la pequeña apareció en su vida casi de un día para otro y ¡se quedó! Así que desde Family Time hemos invitado a María Largo, maestra de Educación Infantil y autora de ‘Cuando mamá se comió una sandía’, a que nos cuente un poco más el origen de esta historia y a que nos den algún consejo para saber cómo tratar los celos entre hermanos.
Cuento para hablar con los niños de lo que siente por su hermano
Como maestra me encanta la literatura infantil y me apoyo mucho en los cuentos para trabajar con mis alumnos diferentes temáticas, preocupaciones, situaciones… Como madre también intento reservar el momento mágico del cuento antes de dormir para contárselo a mis hijos y pasar con ellos ese ratito especial.
Estando embarazada de Asier, la idea de escribir este segundo cuento (ya había publicado antes ‘El arcoiris de Blas’) empezó a rondarme por la cabeza. Daniela y yo teníamos un vínculo maravilloso y muy especial entre madre e hija. Cuando Asier nació, obviamente ya no puedo ser lo mismo y ella lo notó. Ser uno más en casa no le gustó mucho y lo peor es que lo pasó realmente mal. Ella entonces tenía casi cuatro años.
Como padres, hicimos con amor todo lo que pudimos para ayudarle, darle la atención que necesitaba, conservar nuestro ratito especial a solas con ella…pero Daniela sentía dentro una explosión de sentimientos nuevos que, dada su corta edad, no sabía aún gestionar ni expresar.
Acudimos a Nora, la psicóloga que ha escrito la guía al final del cuento de ‘Cuando mamá se comió una sandía’, y con ella mejoró un poco la situación y todos aprendimos mucho. Aun así, hoy por hoy el día a día a veces se hace complicado, supongo que como en todas las familias, donde los celos y las riñas entre hermanos alteran la convivencia y paz familiar.
Con este cuento quiero compartir nuestra historia, que como ves, más personal no puede ser. Hemos abierto tanto las puertas de nuestra casa como de nuestro corazón para ayudar a otras familias y, sobre todo, a otros niños, que puedan estar viviendo esta situación y sintiendo esa mezcla de alegría, miedo, entusiasmo, tristeza… Que es normal, que es lícita y que nos pasa a todos ante ciertos cambios en nuestra vida.
A veces es difícil entender que cuando uno se hace mayor, el amor de papá y mamá no se divide ni disminuye, sino que se hace aún más grande y se multiplica. Porque el amor verdadero une, libera, sana y hace crecer y expandirse al corazón del que lo siente.
El cuento se acompaña de una breve guía escrita por Nora, psicóloga infantil y familiar, y de regalo obtienes un marcapáginas y un original bolígrafo.
Quiero contarte también que con la compra ‘Cuando mamá se comió una sandía’ colaboras con los tratamientos y terapias de Marineta, una niña de tres años que sufre una enfermedad rara, el síndrome de West-mutación ALG13. Es la única niña en España con esta mutación y su familia necesita mucha ayuda y visibilidad de la enfermedad de su hija.