La playa Virgen de la Nueva en el Pantano de San Juan es uno de los mejores planes en familia para este verano. Después de pasar un día por esta zona situada en el pueblo de San Martín de Valdeiglesias, dejarás de odiar esa cancioncilla que todos los madrileños escuchamos cuando llegan estas fechas. ¿Te suena eso de ‘Vaya, vaya, aquí no hay playa’?
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Dónde se encuentra la playa Virgen de la Nueva
A tan solo 50 km de Madrid, entre los municipios de San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de La Presa, se encuentra la primera playa de interior con bandera azul de la Comunidad de Madrid.
Cruzamos el pueblo de San Martín de Valdeiglesias y seguimos las indicaciones de la Playa Virgen de la Nueva que atraviesan un pequeño puente. A partir de este punto, bajamos las ventanillas del coche, reducimos la velocidad y disfrutamos del paisaje y de cada curva del camino.
Lugares para dejar en coche cerca de la playa Virgen de la Nueva
Si has seguido estas indicaciones que te hemos dado, ¡estás muy cerca de llegar a tu destino: la playa Virgen de la Nueva! Ahora pasaremos una pequeña ermita que lleva el mismo nombre de la playa y llegaremos a una barrera. Aquí encontrarás el aparcamiento.
Es gratis de lunes a viernes, pero los sábados y domingos el precio es 1€. Una vez atravesada la barrera, llegaremos al aparcamiento con sitio para unos 200 coches. Nosotras estuvimos un día de diario, así que no tuvimos problemas para dejar el coche, pero si decides hacer esta excursión con niños un fin de semana, te aconsejamos que madrugues un poco para encontrar sitio en esta zona del pantano de San Juan.
¿Qué tiene de especial esta playa madrileña situada en el Pantano de San Juan?
Se trata de 14 kilómetros de playas rodeadas de naturaleza y árboles dónde poder disfrutar de un refrescante baño cuando el calor de Madrid aprieta y dónde, además, poder practicar deportes acuáticos como el ski acuático, piragüismo, kayaks, paseos en barco o ¡bananas acuáticas!
En nuestra bolsa de playa llevamos toallas, gafas de sol, gorros, juegos para divertirnos fuera del agua, botellas de agua fresquitas, bolsas de picoteo, fruta y un par de colchonetas… ¡completas! Aunque pronto nos damos cuenta de que se no ha olvidado algo muy importante.
Nosotras llevamos comida, aunque si te da pereza ir cargada debes saber que muy cerquita está el restaurante La Ermita y el kiosco Virgen de la Nueva por si queréis pedir algo allí o por si en el momento de la sobremesa os apetece tomar un refresco o un helado.
Otra cosa que nos gusta mucho de la playa Virgen de la Nueva: tienen baños públicos y hay zonas con socorristas.
Todo lo que puedes hacer en la playa Virgen de la Nueva
Descendemos por la pasarela azul que han habilitado para llegar hasta la playa y allí descubrimos un sitio maravilloso. Enseguida nos percatamos de que hay tres áreas en la playa Virgen de la Nueva.
La zona de la izquierda son pequeñas calas. No están delimitadas por boyas y el acceso es algo más complicado, aunque suele tener más sombras.
La playa central es la que tiene mejor acceso. Hay boyas que delimitan la zona de baño y además cuenta con varios socorristas de la Cruz Roja para nuestra tranquilidad.
Esta parte de playa es mas grande y hay bastantes sombras gracias a los pinos, pero os aconsejamos que si tenéis intención de pasar todo el día, llevéis vuestra propia sombrilla y, por supuesto, no os podéis olvidar los escarpines o las cangrejeras.
La arena no es precisamente la fina del caribe que vemos en las películas y podéis encontraros algunas piedras, palos y/o piñas que pueden llegar a poner a prueba vuestras plantas de los pies, así que meted este calzado en vuestra bolsa de playa que no os va a sobrar.
La tercera opción la dejamos para cuando el sol cae al final de la tarde. Es la más deportiva y también la más perruna. Esta playa de la derecha es donde debes ir si quieres disfrutar del día junto a tu mejor amigo de cuatro patas, pero también si quieres alquilar una piragua o un coche de pedales.
Por cierto, si podéis haced como nosotras y quedaos en la playa Virgen de la Nueva hasta que el sol poco a poco caiga y bañaros con los últimos rayos de sol, cuando aparecen los patos y la gente comienza a abandonar este rincón… Y, de vuelta a casa, con el pelo aún húmedo y las mejillas coloradas, disfrutad de las vistas mientras pensáis cuándo volveréis a visitar el pantano de San Juan.