¿Imaginas una obra de teatro que guste por igual a tres generaciones: abuelos, padres e hijos? Eso ocurre con Sueño de una noche de verano, la archiconocida comedia de enredo más divertida de William Shakespeare, en la maravillosa versión que ha hecho La Bicicleta, compañía residente en el Teatro San Pol de Madrid.

Diversión y enredo en ‘El sueño de una noche de verano’

el sueño de una noche de verano

Se abre el telón y nos sumergimos en la Antigua Grecia, en uno de sus suntuosos palacios. Allí conocemos a cuatro de los protagonistas –Hermia, Lisandro, Helena y Demetrio– y descubrimos que Hermia y Lisandro se aman, pero que el padre de ella quiere que se case con Demetrio, que también quiere a Hermia para desesperación de Helena que está totalmente enamorada de Demetrio. ¡Vaya lío de parejas! Y aquí no acaba todo: el padre de Hermia amenaza con hacer caer sobre su hija todo el peso de la ley (que podía incluir pena de muerte) si lo desobedece. (“¡Ay!”–dijo mi hija mayor– ¡qué injusticia!”).

Todo se estaba enredando demasiado, así que en el descanso de la obra (quizás debería haberles hecho una introducción previa de lo que iban a ver para que se metiesen más de lleno desde el principio en el espectáculo) , aproveché para explicarles a mis pequeñas que en la Antigua Grecia la mayor parte de los matrimonios se no realizaban por amor sino por conveniencia, palabras que mis niñas desconocían, por supuesto. “¡Pues qué mal!”, soltó mi hija pequeña con cara de enfado. 

Ante la posibilidad de que Hermia se tenga que casar con Demetrio, Lisandro y ella planean reunirse por la noche en el bosque para huir de Atenas a la mañana siguiente. La joven comparte sus planes con Helena, que ve en dicha huida una valiosa posibilidad de acercarse a Demetrio. 

El caso es que los cuatro jóvenes se adentran en el bosque y coinciden allí con un grupo teatral contratado para amenizar las bodas de Teseo, el duque de Atenas, con Hipólita. Allí, sueño y realidad se mezclan en un maravillo y onírico escenario. ¿Por qué? Porque es el hogar de Titania y Oberón, reina y rey de la hadas. Puck, travieso duendecillo a las órdenes de Oberón, siembra el caos cuando provisto de una flor mágica pretende que Demetrio se enamore de Helena…

Con tanto personaje, tanta trama y tanta acción no es de extrañar que desde el patio de butacas todos, incluidos los más pequeños que se suelen cansar y comenzar a moverse por los asientos, permaneciesen atentos a lo que arriba en el escenario estaba ocurriendo. Y es que la propuesta que vimos era, según la opinión de mi mariposa, mi mariquita, la abuela y una servidora de 10, tanto en decorados, como en vestuario y desde el punto de vista del sonido y, por supuesto, en el plano actoral.

En resumidas cuentas, una obra divertida y muy recomendable para toda la familia; y una maravillosa forma de acercar a los más pequeños a uno de los dramaturgos más importantes. Ojalá, vuelva a estar de nuevo en la cartelera del Teatro San Pol y que más gente pueda disfrutarla. ¡Merece la pena!

5 cosas de William Shakespeare que llamarán la atención de los niños

Quizás para tus hijos, como ha ocurrido con las mías, ‘El sueño de una noche de verano’, ha sido su primer contacto con el autor inglés. Si se les ha despertado el gusanillo por conocer más cosas sobre la vida y obra de este dramaturgo, ¿por qué no alimentárselo? Seguro que alguna de estas curiosidades les sorprenderán.

  1. William Shakesperae murió el mismo día que otro gran escritor, esta vez español, Miguel de Cervantes Saavedra, autor de ‘El Quijote’.
  2. Shakespeare está enterrado en Stratford-upon-Avon (Reino Unido) y se dice que con él hay obras inéditas que no llegaron a publicarse. ¿Será verdad?
  3. No solo creó grandes obras (‘Hamlet’, la más larga; ‘Otelo’ o ‘La comedia de las equivocaciones’, su pieza más corta) sino que se cree que inventó más de 1.700 palabras y expresiones.
  4. Aprendió a leer y a escribir en una pequeña escuela local y se piensa que su padres fueron analfabetos.
  5. Aunque ha pasado a la historia por ser un genio escribiendo, Shakespeare fue realmente actor. Eso sí, como no le gustaban mucho los papeles protagonistas siempre se pedía algún secundario.