‘¿Hoy toca leer un cuento?’ Esta es la pregunta que mis hijas me lanzan cada noche justo después de comerse el yogurt natural sin azúcar y con un poco de cacao 100% puro y que pone punto y final a la cena. Y es que comienza otro gran momento en lo que queda de día: leer, disfrutar, devorar, saborear y exprimir al máximo la historia que contaremos esa noche. Un libro se puede leer y punto, pero también con un libro se pueden hacer un montón de actividades que harán que el instante de la lectura sea mucho más enriquecedor si cabe y se alargue un poquito más. Estos son todos los juegos que los niños pueden hacer con un libro (además de leerlo).
Alargar el momento mágico de leer un cuento a los niños
Muchos días estoy cansada y reconozco que lo último que me apetece es ponerme a contarles un cuento a mis hijas, pero sé que para ellas es nuestro ‘momento’ y no las puedo privar de ello. Ellas se implican un montón en la historia que rescatamos cada día de su librería particular y yo hago todo lo posible para que ese cuento que hemos visto cientos de veces suene distinto para ellas.
Para ello no me baso solo en la lectura del mismo, sino que intento aportarles algo más que les permite seguir soñando e imaginando otros mundos y que les ayude a descubrir que hay más vida más allá de los libros. Son pequeños trucos de madre para que mis hijas no pierdan la atención y estimulen su creatividad.
- La lectura del cuento de la noche hace que saque mi vena más dramática y le ponga voz a todos los personajes que se presentan en las distintas páginas del mismo. Y da lo mismo que sea un cerdo, un habitante de China o una patata (¿habéis pensado alguna vez cómo hablan estos tubérbulos?).
- También nos ayuda a ‘improsivar’ una clase de Geografía a través del repaso de distintas ciudades, países o continentes que se nombran (esto lo hago con mi hija mayor) o conceptos vistos en clase de Lengua (mi hija pequeña está aprendiendo las letras del abecedario y la ‘reto’ a que señale con el dedo palabras que empiecen por una vocal o consonante determinada).
- En ocasiones, en lugar de leer lo que pone en una página, nos fijamos en la ilustración que aparece y nosotras mismas creamos el texto que acompaña el dibujo. Les pido que describan con sus propias palabras lo que ven.
- Cuando la historia relatada nos ha sabido a poco, ¡le añadimos más! Y así nos inventamos una segunda parte y nos imaginamos qué les ocurre a los protagonistas o si llegan nuevos. ¡Es muy divertido!
- Otras veces solo viendo la portada del libro, les pido que me digan cuál creen ellas que será el argumento. Y, si ya lo hemos contado con anterioridad, que me digan qué recuerdan de él. ¡A trabajar la memoria!
- Una actividad también muy divertida y lúdica, aunque es mejor dejarla para el día siguiente, es que pinten un dibujo que sirva de resumen a lo que han escuchado. Aquí notarás cómo cada uno/a de tus hijo/as ha puesto la atención en cosas diferentes.
- Y, quizás, lo que más ilusión me hace, pero que aquí yo no intervengo, es cuando veo que copian lo que hacemos las tres y lo ponen en práctica con sus muñecos. ¡Me encanta verlas cómo se sientan delante de sus bebés y se convierten en auténticas cuentacuentos!
Por qué debes contar un cuento a tus hijos antes de dormir
Por la mañana de camino al colegio, en los largos trayectos en coche, en la sala de espera de tu pediatra… Son infinitas las oportunidades que tenemos a lo largo del día para contarles un cuento a los niños, pero quizás uno de los instantes claves y, casi podría decir que obligatorio, sería antes de irse a dormir. ¿Por qué deberías contarle un cuento a tu hijo antes de meterse en la cama?
- Los niños descansarán mejor. Para su cerebro será una señal de que llega el momento de dejarse caer en los brazos de Morfeo e, inconscientemente, se irán poco a poco relajándose y el sueño les irá llegando. ¡Estarán mucho más tranquilos y dormirán del tirón!
- Se establecerá un diálogo madre/padre-hijo. La lectura de un cuento es una gran ocasión para preguntarles a los niños cómo les ha ido el día sin que se produzca un interrogatorio. Los padres, por su parte, pueden aprovechar también para contarles su jornada laboral. ¡Se fortalecerán los vínculos familiares!
- Recogerán los juguetes y cenarán a su hora. Y es que esperarán el cuento con tanta ilusión que se convertirán en personas súper responsables. Sabrán que si ‘pierden el tiempo’ en discusiones entre ellos, por ejemplo, puede que no lleguen a su momento favorito del día.
- Mejorarán su vocabulario. Contarles un cuento es abrirles a un mundo de fantasía, pero también es descubrirles un montón de palabras nuevas que quizás nunca hayan visto en los libros de Lengua, Social o Conocimiento del Medio.