Hemos descubierto un sitio en Madrid que reúne todo lo que cada miembro de la familia buscamos. Por un lado, las niñas tienen ese lugar para correr, saltar y jugar a los columpios, y los mayores un espacio para poder hacer una ruta. ¡Aquí ganamos todos! ¿Nuestro destino? El área recreativa de El Sotillo en Villaviciosa de Odón.
Cómo llegar al área recreativa El Sotillo en Villaviciosa de Odón
La propuesta que estás a punto de descubrir se sitúa en el término de Villaviciosa de Odón. Para llegar – el transporte público no es posible- te aconsejo que pongas en Google Maps ‘Área recreativa El Sotillo en Villaviciosa de Odón‘ y sigas las indicaciones, pero por si te sirve de orientación (siempre y cuando accedas desde Madrid), debes coger la M-501 y continuar por la vía de servicio.
Al llegar, mi recomendación es que dejes el coche en el primer parking que te encontrarás a mano izquierda para no perderte nada de la ruta. Es pequeñito pero si vas pronto, ‘no habrá problema’. Si estuviese lleno – en primavera es una zona muy solicitada- avanza unos metros más y verás otra zona de aparcamiento con más huecos.
En cuanto te bajes del coche, verás un montón de mesas de picnic para después de tu ‘caminata’ sacar la tortilla de patata y los filetes empanados y terminar de pasar un día estupendo con una deliciosa comida. Así que mi consejo es que cojas solo una mochila con agua y algo de comer y el resto lo dejes en el maletero. Si ves que hay peligro de que te vayan a quitar el sitio, ¡deja alguna bolsa que no tenga mucho valor en una de ellas y así te aseguras sitio para después!
Qué hacer en el área recreativa El Sotillo en Villaviciosa de Odón
La ruta por el área recreativa El Sotillo en Villaviciosa de Odón es circular y completamente llana (no hay nada de desniveles), perfecta para que los perros os acompañen y recomendable para niños con carrito, siempre y cuando no haya llovido día antes y la zona no esté embarrada. De lo contrario, puede ser difícil para todos.
Con una distancia de poco más de 3,5 kilómetros se hace muy entretenida para niños de todas las edades por la cantidad de posibilidades que ofrece: coger palos (¡cuánto más grande, mejor’), asomarse al río Guadarrama y meter la mano o el pie si mamá o papá ‘se han despistado un poco’, quedarse escuchando cómo baja el agua, observar los árboles e imaginarse qué animal se dibuja en su cara (este es el nuevo juego favorito de mis hijas), leer los carteles explicativos sobre la fauna y la flora de la zona, salirse del camino para ‘escalar por un barranco’, pararse para subirse en uno de los aparatos del circuito saludable o montar en los columpios… ¡Todo menos aburrirse!
La senda no tiene ninguna pérdida y es muy intuitiva. Aún así está indicada por unas balizas azules, la ida discurre en paralelo al río y la vuelta dejando a la izquierda una zona de barranco. Según avances, el camino se va estrechando, hay alguna que otra zarza (¡ojo para que los niños no se enganchen!) y se pueden ver todavía árboles dañados por la nevada de Filomena.
Por cierto, al menos el día que nosotros fuimos, no nos cruzamos con muchas familias pero sí con ciclistas, así que te aconsejo tener los ojos bien abiertos para evitar cualquier susto.
La primera parte de la ruta se acaba justo cuando llegas a una verja que limita con un campo de golf. Este es el punto que te indicará que debes girar a la derecha hasta que veas un camino de arena amarillo. Vuelve a girar a la derecha y ‘deshaz’ lo que habéis caminado hasta ahora. En menos de diez minutos -según el ritmo de cada uno – veréis la zona recreativa, símbolo de que estáis a punto de llegar a vuestro lugar de origen.
¡Parece mentira que tengamos sitios tan bonitos a pocos kilómetros de Madrid! ¡Y los que nos quedan por descubrir! Mientras papá y mamá sacan los tuppers, las niñas ya están tirándose por el tobogán. Se han portado genial y ahora es su momento.