“El camino se hace al andar”, escribió Antonio Machado en uno de los poemas más conocidos de la literatura española. Y en esta familia nos gusta mucho caminar. Cualquier rincón es siempre buen destino para descubrir: sus gentes, su historia, su gastronomía… Y hoy caminamos por las calles de Sigüenza con niños para conocer todo lo que su patrimonio atesora. Y es mucho. Ojos bien abiertos y orejas atentas.
Conociendo Sigüenza con niños
Hay muchas formas de viajar. Y cuando se tiene pequeños en casa hay que darle una vuelta a la cabeza para plantearnos cómo hacer que nuestra excursión sea un éxito para toda la familia. Los adultos no debemos renunciar a nuestro ocio, pero conseguir que un niño aguante poco más de una hora en el coche, nos deje disfrutar de la gastronomía del lugar o de una visita guiada con datos históricos sin escuchar el manido “me aburro” es difícil. Y por supuesto, damos por hecho que queremos que nuestro peque se lo pase bien y ese día sea una aventura y no un rollo.
Aquí va nuestro planteamiento aventurero. Nada de ver una sucesión de iglesias, castillos o murallas sin darle un hilo conductor, porque sino perdemos la atención y el interés de nuestra hija. Nosotros elegimos, cual detectives, seguir las pistas de la leyenda medieval del Doncel, al que convertimos en nuestro cicerone. Así fue nuestra ruta por Sigüenza con niños.
A menudo, la Historia es demasiado prosaica y hay que añadirle unas gotitas de leyenda e imaginación para que luzca. Y eso es lo que ocurrió con Martín Vázquez de Arce, conocido como Doncel de Sigüenza, el icono de la localidad, un caballero de la Orden de Santiago.
Poco hay en los libros sobre su vida, pero su muerte si ha quedado bien relatada. Murió a los 25 años en una de las batallas por la conquista de Granada, en 1486. El municipio está lleno de tiendas con souvenirs de espadas y escudos de madera que mete de lleno a los niños en la historia.
El protagonista de nuestra ruta por Sigüenza con niños fue el encargado de inaugurar la capilla funeraria que su familia adquirió en la catedral de Sigüenza. Ya tenemos la excusa perfecta para visitar el templo. En su estilo hay una mezcla de románico y gótico, muy típico de la zona. Aunque tanta reconstrucción también le ha aportado pinceladas de estilo cisterciense, renacentista o neoclásico.
Está orientada hacia el este, hacia la puesta del sol. Dedicad unos minutos a admirar sus rosetones y contadles a los peques que representan los clavos de Cristo. Ese Cristo crucificado que tantas veces han visto en tanta iconografía que en esta construcción se impone en la planta de cruz latina de la catedral.
Y, por supuesto, acercarse a la tumba del Doncel. Se desconoce al autor del monumento, y es que, como Unamuno escribió sobre dicha leyenda “por un destino muy significativo, casi todo lo grande es anónimo”. La postura recostada del fallecido, la serenidad y belleza de su rostro y su actitud descansada leyendo un libro han contribuido a convertir esta escultura de alabastro en toda una joya de un guerrero joven.
Dicho así, pocos niños le dan valor. Pero, ¿y si les preguntamos por cómo le ven vestido (que seguro que de armaduras han hablado en el cole cuando han estudiado los castillos) o el libro que ellos elegirían para leer o posar (mi hija fue rápida en la respuesta, cualquiera de Anna Kadabra que es lo único que la hace estarse quieta más de cinco minutos)?
La descripción de Unamuno es la causa de la leyenda y del origen del equívoco (¡cómo le gusta a los pequeños saber que los mayores también se equivocan!), ya que escribió sobre dicha escultura en términos de rostro lampiño, sonrisa volátil… como si de un doncel se tratara (unos 14 ó 15 años debería tener entonces), cuando sabemos que fue todo un guerrero que murió en acto de servicio en plena madurez (para la época, claro).
Dejamos al Doncel leyendo tranquilo para visitar el que debió ser su hogar, la Casa del Doncel. Tiene su origen en el siglo XIII. Es de estilo gótico civil. Por fuera es lo que se conoce como casa torre y por dentro hay que disfrutar de sus salones con cenefas mudéjares, arcos de yeserías… Actualmente acoge el Archivo Histórico Municipal.
Y como nuestro Doncel fue un guerrero no podemos pasar por alto las murallas y el castillo de la ciudad. El castillo está situado en la parte más alta, como bien saben nuestros pequeños por su posición estratégica frente a la batalla. Hoy solo se puede visitar su patio, ya ha sido reconvertido en Parador Nacional.
Y partiendo del alcázar en sus orígenes se extendieron dos brazos que se entrelazan. Así nacieron dos calles, de este a oeste, Travesañas, alta y baja. En las casas de ambas se deja ver todavía la influencia judía donde se mercadeaba.
Pero Sigüenza con niños es mucho más. Es su Plaza Mayor, si Iglesia de San Vicente, la Puerta del Sol y la Puerta del Hierro, el Paseo de la Alameda, la Plazuela de la Cárcel, el Convento de San Francisco… y si aún nos quedan fuerzas podemos hacer una pequeña ruta por su famoso pinar.