Hoy os propongo un plan para desarrollar los cincos sentidos y, de entre todo todos, sobre todo el del gusto. Sweet Space Museum es una cita obligada para los amantes del arte más vanguardista y surrealista, pero sobre todo para los más golosos de la casa. ¿Reunís estos requisitos en vuestra familia? ¡No dejes de visitar este palacio de las chuches!

Vive la experiencia de entrar en el Sweet Space Museum

museo de las chuches

¿Quién no se pierde por una nube de color, un regaliz o una lengua de gato? Atraídos por las ganas de comernos estos dulces pero también por la recomendación de una amiga de mi hija mayor, nos fuimos un domingo por la tarde a conocer y visitar el Sweet Space Museum (ABC Serrano, Calle Serrano, 61). La experiencia, si tuviera que definirla en pocas palabras, ¡muy dulce!

sweet space museum

Por delante tenemos nueve salas en las que seremos testigos de diferentes obras de arte de autores de gran relevancia como Ágatha Ruiz de la Prada (‘Mamá, a esta la conozco’, decía mi mayor) o Okuda San Miguel. Mantenemos los ojos bien abiertos porque sabemos que nos va a impresionar. Además, según nos han dicho, no podemos tocar pero sí fotografiar las piezas (asegúrate de que tienes espacio en el móvil porque lo vas a necesitar) e, incluso, interactuar con algunas de ellas (sigue leyendo y lo entenderás). ¡Esto promete!

Y cuál es nuestra sorpresa, sobre todo la de mis hijas, cuando nada más poner el pie en la habitación de las palmeras de algodón de azúcar – parece un escenario sacado de una película de Tim Burton- nos agasajan con un chuche. La siguiente estancia, en la que también nos llevamos un regalito muy dulce, nos gusta menos. Según nos habían dicho, íbamos a entrar en una piscina pero ‘con un concepto muy moderno’ para mis niñas. Se trata de un espacio con tubos de mangueras por el techo y las paredes (de ahí lo de la piscina), pero que mi menor no termino de entender y exclamó: ‘¿Dónde está el agua?’.

Quitando esta pequeña ‘desilusión’, lo que nos espera va in crescendo. Otra gominola más y una sala con las paredes de cristal y lámparas en tonos rosas y blancos que cuelgan del techo. Vamos sorteándolas para no darnos con ninguna, ¡como si de un laberinto se tratase!

En las siguientes paradas… ¡un puesto de helado para degustar, una nevera para meterse dentro y hacernos un selfie, un flamenco para subirse en él, un banco para descansar a degustar tus dulces (si no te los has comido ya)! Son tantas cosas y tantos impactos visuales para nuestros ojos y nuestros sentidos que casi no da tiempo a digerirlos todos.

museo de las gominolas

Y eso que aún no hemos subido a la planta de arriba y pasar un rato largo saltando en las colchonetas, sacándonos instantáneas dentro de un cohete espacial o jugando a elegir el cielo que queremos ver hoy! Y, claro, todo lo que sube baja, ¿no? Y como dentro del Sweet Space Museum puede pasar cualquier cosa, nos comunican que lo tendremos que hacer por un tobogán (ahora que lo sabes te aconsejo que no vayas con falda. ¡No es muy práctico!)

Y, de repente y como por arte de magia, aterrizamos en un mundo de color con smiles gigantes, árboles con ramas de chocolate y donuts que cuelgan del techo.

¿Museo o galería de arte? Esta es la duda que me planteé al final de mi visita al Sweet Space Museum. Y mientras termino de deliberar y sacar mis propias conclusiones, me voy a comer una de los dulces que he guardado a buen recaudo en mi bolso para que mis hijas no me los roben.