Todos los padres queremos que nuestros hijos sean buenos. Pero, ¿qué es ser bueno? Algunos dirán que ser responsable, empático, cariñoso, cero conflictivo… Supongo que lo que realmente queremos es que nuestros pequeños sean felices y que aprendan algunas normas sociales que les ayude a saltar las piedras que van a encontrar en el camino de la vida.  Pero, ¡¡¡ojo!!!, igual que nos halaga oír de vez en cuando que nuestro retoño es bueno, no nos gusta nada que nos ronde por la cabeza la idea de que “de lo bueno que es, es tonto”. Y es que, hay mucho abusón y no queremos que nuestro hijo acabe siendo ninguna víctima por su bondad. Y te cuento todo esto porque tiene ver mucho con la recomendación literaria que te quiero hacer en esta ocasión: ‘Un huevo muy bueno’, un cuento para aprender a quererse a sí mismo.

Por que leer a los niños el cuento de ‘Un huevo muy bueno’

un huevo muy bueno

Escrito por Jory John al mando de la historia y Pete Oswald como ilustrador, este es un cuento divertido dentro de la colección Cofre Encantado de la casa RBA, con toda una moraleja para trabajar en familia. Nuestro protagonista, un joven huevo, se enfrentará a todo un reto: descubrir que la perfección no siempre va de la mano de la felicidad. 

Nuestro pequeño huevo es el responsable de la docena. Siempre está dispuesto a ayudar o a asumir las tareas más ingratas por el bien común (tarea que se ha impuesto él mismo), mientras a su alrededor reina el caos que provoca el juego y la diversión. Pero él no tiene tiempo para la risa, el trabajo y el cuidar de los demás ocupa toda su agenda. 

Afortunadamente siempre llega ese momento en el que si bien nosotros no sabemos decir ¡basta!, acaba diciéndolo nuestro cuerpo. Es el momento de parar, de pensar en uno mismo y tomar decisiones sobre lo que le sienta bien a nuestra felicidad. A menudo les decimos a nuestros hijos que no hay que ser egoísta, pero cuando el sentido de la responsabilidad le lleva a situaciones de estrés o ansiedad hay que enseñarle que su única preocupación es jugar y divertirse. En definitiva, ser un niño.

Un huevo muy bueno es la herramienta perfecta para explicar a nuestro hijo que es bueno ayudar a los demás, pero que eso no nos debe lastimar a nosotros. Y es que, hay que ser bueno con todo el mundo, pero empezando por uno mismo.

El autor, Jory John, ha alcanzado el puesto número 1 en las listas de New York Times y ha recibido dos veces el E.B. White Read Aloud Honour. A su vez, Peter Oswald es un pintor, escritor e ilustrador afincado en Los Ángeles. No es la primera colaboración que hacen juntos, ambos ya habían rubricado conjuntamente The Bad Seed.

Una historia que enseña a los niños a que el mundo no siempre es perfecto

Dicen que el temperamento viene marcado por los genes. Así, desde pequeños los niños pueden ser nerviosos, asustadizos, intranquilos… o, por el contrario, ordenados, responsables, protectores… La mayoría de los padres consideran que tener un hijo tan bueno es ideal.

Pero si bien estos pequeños pueden ser cómodos para su crianza y educación en el día a día, podemos estar no viendo el estrés que soportan porque lo esconden bajo la alfombra de la obediencia y su deseo de ayudar y agradar. Con este cuento trabajado en familia podremos detectar la presión que nuestro hijo soporta por su exceso de perfeccionismo y su alto grado de responsabilidad y a ayudarle a aprender a relajarse y a descubrir que el mundo no siempre es perfecto.

Desde pequeña en mi casa siempre he oído que “un niño que nunca se mancha o que nunca estropea algún juguete es que se está perdiendo algo de la infancia”. El juego y la diversión son las mejores armas que podemos enseñar a nuestros hijos para encarar el futuro cada vez más competitivo que les acecha.

Texto: Azucena Zarzuela