Me encantan los cuentos de toda la vida, crecí con ellos y, aunque los haya leído hace muchos años, los recuerdo casi al pie de la letra. Seguro que tú también los guardas con mucho cariño y que incluso tienes algunos ejemplares por casa. ¡No es para menos! Hoy vengo a hablarte de un libro que reúne la mayoría de esos libros, ‘Escapar de un cuento’, pero que les da una vuelta de hoja y aporta un punto crítico excelente para compartir con los niños.
Los personajes de los cuentos quieren escapar de sus destinos
Lo que nunca se me había pasado por la cabeza es que los personajes de los cuentos, cansados de vivir una y otra vez la misma historia, quisieran escapar de esos finales en los que en la mayoría unos comen perdices mientras que otros salen escaldados.
Tampoco me había dado por pensar en que igual había que darles una mirada crítica a todas esas historias en las que, quizás, los lobos no son tan malos, las princesas no siempre necesitan de alguien que las salve, ni que los príncipes tienen que repetir las mismas hazañas una y otra vez.
La mirada crítica con la que crecerán tus hijos si leen ‘Escapar de un cuento’
‘Escapar de cuento’, de Concha López Narváez y Rafael Salmerón, con ilustraciones de este último, editorial Anaya, comienza con una nota de los autores dirigida a los jóvenes lectores. En ella se dice que hacer todos los días lo mismo sería muy pero que muy aburrido. Y se dice también que, por muy igual que sea todo, siempre hay cosas diferentes cada día, ¡solo hay que mirar para darse cuenta de ello! El caso es que los personajes de los cuentos no tienen esta opción, ¿o sí?
En este cuento los protagonistas, que no son pocos, dicen ‘basta’ y lo hacen para aprender, para cambiar sus vidas, para dejar de tener miedo y para evitar las injusticias. ¿Quieres saber más?
Te cuento, a modo de pequeño resumen, que en el primer capítulo Caperucita roja, el pastor bromista, los 3 cerditos y los 7 cabritillos están más que cansados de ir solos por el bosque y de temerle a un lobo que parece acechar tras cada árbol pero que tarda en llegar. Así que, tras encontrarse todos, deciden caminar juntos. Tienen el mismo miedo, pero por lo menos se alejarán de su soledad. ¿Y si resulta que se dan cuenta que entre todos son 12 y el lobo solo uno? ¡Estaría en desventaja y ellos tendrían las de ganar!
Otra cosa que voy a contarte también es que hay quienes deciden, tal cual, escarparse del cuento que les ha tocado vivir para descubrir nuevas aventuras y dejar por fin la tediosa rutina, y los hay a su vez que se quedan en su cuento, pero que no por ello olvidan lo que han vivido, sino que aprenden y se convierten en maestros.
No llaman ‘feos’ a los patos que resultan ser un poco diferentes, ¡todo lo contrario! No dejan sin juguetes a los pobres que nada tienen; brindan ayuda a los soldados que, por desgracia, se han quedado sin una pierna; y así, los enanitos cansados de trabajar y trabajar y los lobos hartos de ser siempre los malos, cambian los destinos para ser felices a su modo.
¿Sabes qué más puedes hacer después de terminar esta propuesta literaria? Coger otro cuento, abrirlo, dejarlo tal cual, darle un día de fiesta o uno diferente, cambiar su final e imaginarte nuevas aventuras. Porque, como dicen al final de este maravilloso cuento, los libros no son de nadie y son todos nuestros.