Siempre que buscamos un lugar para hacer un picnic dentro de la Comunidad de Madrid y a menos de una hora de casa pensamos que ya nos va a tocar repetir y que, si damos con él, seguramente esté masificado. Pero la vida nos sigue sorprendiendo y hemos descubierto un sitio que reúne todas las características que nos gustan para pasar un domingo como domingueros (valga la redundancia): zona verde para que los niños jueguen, río para mojarnos los pies si hace calor, mesas para comer la tortilla de patata y sin cebolla que preparemos con esmero esa mañana y senda para caminar y respirar aire puro. ¿Sabes hasta dónde nos hemos ido esta vez? El área recreativa de la Virgen de Retamar en las Rozas (Madrid).
Descubriendo el área recreativa Virgen de Retamar en Las Rozas
Llegar hasta este rincón madrileño es muy sencillo, solo tienes que coger la carretera M-505 que une Las Rozas con El Escorial y seguir las indicaciones que encontrarás señalándote el Puente de Retamar. Cuando te salgas de la carretera, verás un camino de arena. Puedes dejar el coche arriba o intentar bajar hasta el ‘parking oficial’. La verdad es que no suele estar masificado y siempre hay hueco.
El sitio al que nos desplazamos en esta ocasión tiene historia, porque se trata de un enclave singular gracias al elemento arquitectónico que nos da la bienvenida nada más bajarnos del coche: el puente de Retamar, levantado en el siglo XIVIII con el objetivo de servir de comunicación directa entre El Escorial y Madrid. ¿Sabías que esta construcción forma parte de una guía de puentes históricos de la Comunidad de Madrid?
Existen dos zonas de merendero con bancos y asientos de piedra. La primera la verás de frente y es ideal para grupos grandes o para niños que llevan pelota y quieren echar un partido de fútbol o un balón prisionero, pero yo te recomiendo que te dirijas hacia el puente y lo cruces por debajo. ¡El paisaje lo merece!
A ambos lado del camino de arena, encontrarás mesas donde extender tu mantel de cuadros vichy y sacar los filetes de pollo empanado y sus pimientos verdes mientras los niños se acercan a la orilla.
Por cierto, y para que no te pase como a mí, no busques columpios, ¡no hay! Antes de planificar nuestra visita al área Recreativa de Retamar, leí que había una zona con toboganes y balancines, pero por más que buscamos y preguntamos no dimos con ella. Si tú las encuentras, ¡avisa por favor!
Y, por supuesto, te animo a que después de comer y para bajar tus propuesta gastronómica recorras la senda botánica (hay paneles informativos a los lados sobre la flora y fauna de este enclave) que circula en paralelo a este tramo del río Guadarrama. ¡Descubrirás pequeños rincones en los que perderte y volver muy pronto! ¡Quién diría que existe un lugar con tanta paz a menos de media hora de Madrid! Yo al menos, ¡no!