¡A las carreras! Pero literal. El Hipódromo de la Zarzuela de Madrid vuelve a abrir sus puertas para celebrar su nueva temporada de otoño. Estamos ante uno de esos planes al aire libre para una mañana de domingo con los pequeños de la casa que nos alegran el día y nos sorprenden. Sin duda, es una apuesta segura, donde los caballos son los protagonistas, las apuestas en las carreras nos dan una divertida adrenalina y los niños disfrutan de un espacio especialmente creado para ellos.
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Un día en el Hipódromo de la Zarzuela
Las instalaciones abren a las 10.30 horas de la mañana y las carreras empiezan una hora después. Seis carreras en total llegamos a disfrutar con un margen de 30 minutos entre una y otra. Es impresionante ver tanta belleza y elegancia sobre la pista. ¡Y qué velocidad!
Mi pequeña, con sus prismáticos en mano, era incapaz de quedarse sentada en las gradas. Bueno, ni ella ni nosotros, según se acercaban a la meta los caballos era imposible no contener los gritos de ánimo, con el boleto en mano, para el número de nuestro caballo. Estábamos dignos de una foto finish: ¡qué cara de emoción teníamos! ¡Y de felicidad!
Nunca había imaginado que apostar a los caballos fuese tan emocionante y divertido. Lo bueno es que puedes jugar desde un euro a varios tipos de quinielas. Y aunque soy muy fan de la película El Golpe, en casa no somos ni mucho menos entendidos en la materia. Pero teníamos que atrevernos.
Con el programa en mano, primero decidimos dejarnos llevar por el nombre de los caballos. Y así en la primera carrera nuestra pequeña eligió a Aitana (no podía ser de otra manera, es muy fan de la cantante). No hubo suerte, quedó segunda. Aunque descubrimos que es una muy buena potranca de dos años.
Para el resto de apuestas nos dejamos asesorar. Es fácil, en el programa se destaca el favorito de los medios. Así que intentamos ir sobre seguro, nos decidimos por las apuestas más fáciles pero que menos ganas. Claro, que no importa las ganancias, la emoción para los niños (y los no tan niños) de que has ganado y verlos gritar como descosidos en las gradas es suficiente recompensa.
Lo confieso, ganamos 4 de las 6 carreras que se celebraron, pero como nuestra apuesta había sido de tan solo un euro fueron muy pocas las monedas de más que volvieron a casa. Pero la cara de entusiamo la lucimos durante todo el día, no por las mínimas ganancias, sino por el buen día que pasamos entre los caballos.
Hipódromo de la Zarzuela: Algo más que carreras de caballo
Nuestro descubrimiento fue la zona Paddock. Es el espacio o área donde exhiben a los caballos que van a correr en la próxima carrera. Uno puedo verlos muy, muy de cerca. Y esa sensación es alucinante. Puedes percibir su nervio, su musculatura, su brillo…
Nosotros admirábamos la belleza, pero es el espacio donde los expertos señalan, hablan, comentan… Vamos, es la antesala de lo que va a ocurrir a continuación en la pista, es dónde se toma el pulso a la carrera. Sin duda, un lujo poder estar tan cerca de esos campeones.
Comer en el Hipódromo de la Zarzuela
Y como he adelantado, hay un espacio especial creado para los más pequeños. En él, nuestros hijos pueden disfrutar de hinchables dedicados al mundo equino, pintacaras y un primer contacto con los ponys dando un paseo sobre ellos.
La oferta se complementa con una amplia área de Food Trucks (puestos de comida rápida, con hamburguesas, perritos, molletes, bocadillos gourmet…) con mesas y sillas a la sombra para acabar la mañana con un inmejorable sabor de boca.