Lo habíamos oído en radio, leído en periódicos y cazado en conversaciones ajenas: el gran evento navideño en Madrid de este 2021 no podíamos perdérnoslo. Joy to the World nos esperaba con los brazos abiertos y allí que fuimos.
Joy to the Word – Un viaje navideño para recordar
Elegimos un día de diario para dejarnos seducir por el Pueblo de la Navidad convencidos de que los fines de semana serían los días elegidos por la mayoría de la población ¡Acertadísima decisión! Y es que no debemos perder de vista que aún luchamos contra una pandemia, que no debemos bajar la guardia y que todas las precauciones son pocas.
Antes de meternos en harina, he de apuntar también que el medio de transporte elegido para llegar hasta Ifema fue Metro de Madrid. Creemos que es vital concienciar a nuestros hijos, desde su más tierna infancia, en la obligación y privilegio que tenemos todos de cuidar nuestro hogar y nuestro planeta. Además, la línea 8 de nuestro suburbano nos propone tantas historias que imaginar, perfilar, completar…
Llenos los vagones de personas con maletas dirección Aeropuerto Adolfo Suárez – Madrid Barajas, ¿cómo no ibas a dejar soltar sedal a nuestra fantasía y pelearnos por contar a dónde iríamos cada uno si cogiéramos un avión? Tras varios viajes a Rusia, Colombia, Turquía, Italia y Francia, llegamos a la Feria de Madrid, nerviosos e impacientes por descubrir Joy to the World.
En un espacio de más o menos 500 metros cuadrados, nos recibe un súper calendario de adviento que nos recuerda que hay muchos niños que sufren y padecen la falta de alimentos, que es un problema de todos. No está demás participar de todas las maneras que nuestras posibilidades nos permitan.
¡¡Vamos a jugar, pues!! Los niños se abalanzan sobre la pista de patinaje, piden a vuelapluma sus patines y arrancan a deslizarse por la superficie lisa y resbaladiza de la pista de hielo. Se caen, se ríen, se levantan y vuelta a empezar. Toca meterles prisa, porque hay más niños que quieren disfrutar de la experiencia.
Nuestra idea es no condicionarlos, que se muevan a su antojo. Siguiente calle que visitamos en la Ciudad de la Navidad… el tobogán de nieve sintética. Madre mía, qué risas nos echamos. Montados en algo parecido a un neumático gigante, nuestros cuerpos se deslizan con velocidad hacia abajo, con desniveles incluidos que nos hacen volar unos centímetros. Van mojando el tobogán, los niños piden más y más agua para aumentar la velocidad.
El cuerpo les pide descansar durante unos segundos. Papá Noel se encuentra sentado justo al lado, rodeado de preciosos buzones y sacos enormes repletos de… ¡ups…no lo sabemos! Damos con un Santa Klaus super gracioso y charlatán que hace reír a los niños a carcajadas.
¿Siguiente parada? ¿Plaza? El karaoke. De un gran surtido de melodías navideñas, los niños eligen una, se guardan la vergüenza en el bolsillo, y cantan a voz en grito mientras sus cuerpos bailan totalmente descompensados. Todo es música desafinada y letras que no cuadran, pero la estampa merece realmente la pena.
Sets fotográficos; piscina de nieve en la que hundirte, bucear, volverse loco; castillos hinchables en los que saltar hasta el cielo: el carro de los renos convertido en espacio virtual en los que calarse las megachulas gafas virtuales y cargarlo de regalos; el tradicional tiovivo; el tren de la navidad; el teatro en el que disfrutamos de una experiencia inmersiva que no nos atrevemos a desvelar para no chafaros la sorpresa…¡Tantas cosas, tanto ocio y diversión para todos los miembros de la familia!
Sí queremos hacer hincapié en la zona de juegos de mesa fabricados en madera que, definitivamente, nos hicieron pasar un rato muy agradable: futbolines, puzzles gigantes, trenecitos para los más peques… Y los más mayores disfrutarán del Belén que tienen montado, ¡es realmente maravilloso y no le falta detalle!
Ya estábamos cansados, sin embargo los niños no paran de parlotear acerca de lo que más les ha gustado, y de vez en cuando, interrumpen su perorata para informarme del hambre que tenían. Dicho y hecho, la oferta gastronómica es muy variada: hay puestos realmente bonitos y disfrutar de un sándwich calentito culminó nuestra maravillosa tarde. ¿Habéis cogido ya vuestras entradas?