Todos los años esperamos la Feria del Libro de Madrid con ganas e ilusión en casa. Tableta en mano, mi hija mayor (10 años) es la encargada de facilitarnos toda información: cuándo empieza y cuándo acaba, qué autores estarán firmando o qué actividades se realizarán. Y es que no vamos solo un día o dos, ¡si por ella fuera estaríamos allí tres o cuatro! Y es que esta experiencia que iniciamos cuando apenas tenía dos años se ha convertido en un ritual anual del que cada año ella y su hermana aprenden y descubren cosas nuevas, razones más que de peso para seguir llevándolas a esta fiesta con las letras edición tras edición.
Qué aprenden y descubren los niños en la Feria del Libro de Madrid
Nunca olvidaré el primer libro que leí en mi vida, ‘Fray Perico y su borrico’, de la colección Barco de Vapor. Me lo regaló mi tía Juani y me hizo muchísima ilusión porque, según me contó, lo adquirió en la Feria del Libro de Madrid. Yo tendría 6 o 7 años y esas palabras me parecieron muy ‘grandes’.
Los años siguientes, alrededor del mes de junio, Juani se presentaba en mi casa con un nuevo título infantil que yo esperaba emocionada. Lo abría, olía sus hojas, echaba un vistazo a sus ilustraciones… ¡Para mí era algo único y especial!
Esta imagen me ha acompañado hasta ahora y cuando tuve hijas decidí regalarles, compartir y revivir con ellas un poquito de ese momento, aunque habría un cambio de papeles. Yo sería tía Juani y, ellas, mamá de pequeña; y en lugar de esperar en casa a que Juani llamase al timbre portando un nuevo título, ellas me acompañarían a la Feria del Libro de Madrid. Y así fue cómo con dos años, mi hija mayor asistió por primera vez a esta fiesta de las letras.
Iba aún en carrito y la llevábamos movida por la esperanza de ver y hacerse una foto con Peppa Pig y, como no, de llevarse consigo un cuento de la cerdita más famosa del planeta. ¡Sueño cumplido! Ella dice que se acuerda perfectamente de todo, aunque yo lo dudo pero sea como sea todos los años pide asistir a este encuentro con historias de misterio, relatos cortos y demás géneros literarios. ¿Por qué será?
La Feria del Libro de Madrid es una vivencia enriquecedora para los niños. Allí descubren un mundo que está muy alejado de las consolas, las tabletas o cualquier otro dispositivo electrónico. En la Feria del Libro de Madrid las historias cuentan y se cuentan en papel, y son mucho más reales que en la pantalla.
Con su lista de ‘favoritos’ hecha a mano, mi preadolescente entra en el Retiro para buscar una caseta que tenga el libro que aún no le ha dejado nadie, que sus compañeros de clase ya se han leído o del que ella ha buscado en internet y cuenta con muy buenas críticas, ¡toda una labor de investigación, pero también de selección!
Este año su objetivo es la nueva entrega de Amanda Black, de Juan Gómez- Jurado. Si la vergüenza la deja, le preguntará (con una madre y un padre periodista algo se le ha tenido que pegar) sobre cómo se le ocurrió dar vida a esta nueva heroína y… ¡muchas cosas más!
El día que elige para ir no es una fecha cualquiera. Ella, que no tiene Instagram pero cotillea otras cuentas a través de la mía, chequea los perfiles de sus autores favoritos (Begoña Oro, Pedro Mañas, el Hematocrítico, Ledicia Costas…) y se hace su propia agenda-croquis para aprovechar y que le firmen un ejemplar. Ella adora ponerle cara a ese escritor que le despierta tantas sensaciones.
Si hay suerte también – lo cuadramos para que así sea- asistimos a alguna actividad infantil que se celebra en fin de semana. ¡Más vivencias, lecciones y valores que meter en la mochila tras asistir a la Feria del Libro de Madrid!
Y todo esto sin olvidarnos de que este tipo de eventos son la mejor manera de fomentar la lectura en los niño y de transmitirles el amor por los libros. Te recomiendo que pasees por las casetas sin prisa, que permitas que tu hijo coja los libros y los sienta, que observe qué hacen otros iguales, que tenga su propio criterio y que decida libremente qué adquirir, porque título que seleccione él, título que se lee sin presiones. ¡Haz la prueba!
Esta experiencia será una puerta a un mundo que puede que hasta ahora desconozca y que le atrapará. Y estoy segura de que en el camino de vuelta vuestro hijo intentará que le resolváis dudas como ‘¿cuánto tiempo se tarda en crear un libro?’ o ‘¿cómo se les ocurre las dedicatorias que escriben?’ ¡El que avisa no es traidor!