En casa, si nos dan a elegir entre la lectura o los pasatiempos nos ponen en un compromiso. Y es que lo que realmente nos gusta es jugar con las palabras, descubrir acertijos y perdernos por laberintos; y si además todo ello está aderezado con una buena historia mejor que mejor. Para ello están Los Misterigatos, para conseguir nuestro objetivo de lectura, juego y diversión en familia.
‘Los Misterigatos’, lectura, juego y diversión para niños
La editorial Alfaguara, pensando en los primeros lectores, pone en nuestras manos a esta pandilla de gatos callejeros que se atreven con cualquier problema que ocurre en su barrio. Es un libro lleno de ilustraciones, que nos muestra a los protagonistas en las diferentes situaciones que van viviendo mientras avanza la historia.
Empezamos con las presentaciones. Pecas es la gatita a la que le gusta llevar la voz cantante. Gus es un siamés despistado que tiende a la equivocación, pero se hace querer igualmente. Tigre es muy valiente y no conoce el miedo. Y, por último, está Mia, quien, aunque asustadiza y cobarde, es dulce y sensible.
Atentos pequeños a esta última porque es quien siempre aporta la pista final para resolver los misterios. Todos tienen una habilidad, una debilidad, una fortaleza y una curiosidad y hasta aquí puedo escribir. ¡Adivínalas en las páginas del libro!
Los Misterigatos nos necesitan, y como dice la pandilla, “¡Pues patas a la obra!”. En este libro la pastelera del barrio, Dulce, tiene un problema: nadie compra sus pasteles. ¿Qué está pasando? Hay un enigma que resolver. Este es el primer caso con el que se inaugura la colección. Y como en toda historia de éxito asegurado que se presente aquí también hay un malo, el señor Fromage, quien dirige a una cuadrilla de ratitas cocineras.
Mi pequeña, cual detective reclutada, se ha sumado a la pandilla para ayudarles a descubrir qué está sucediendo mientras encuentra diferencias y resuelve laberintos. ¡Puro entretenimiento y desafío mental!
‘Los Misterigatos’, un gran libro para fomentar la lectura en los niños
Sin duda, apostar por este libro ha sido un acierto. Lo llevamos con nosotros a cualquier sitio. Que hay que esperar a que llegue la comida en un restaurante o en la salita del ambulatorio, pues nada, avanzamos unas páginas en encontrar diferencias y en descubrir más cosas de nuestros personajes favoritos y el tiempo pasa volando mientras nuestro ingenio siempre está despierto.
Pero no solo se trata de una sucesión de actividades lúdicas, sino que este tipo de juegos está integrado en Los Misterigatos en una animación a la lectura pensada para primeros lectores, como todo un complemento educacional a la narración, donde debe haber un esfuerzo de comprensión lectora para poder llegar a resolver el enigma planteado.
Enganchar e iniciar a los pequeños a la lectura no siempre es fácil. Y es que hay un enemigo muy potente contra el que pelear: el mundo visual de las pantallas. Pero ese es otro debate que hoy no toca. Solo decir que Los Misterigatos es una herramienta más para conseguirlo. Esta serie aúna misteriosas tramas con entretenidos pasatiempos que, sin duda, engancharán a los lectores más difíciles quienes, sin apenas darse cuenta, ¡estarán leyendo!
Y es que los pasatiempos son ideales para los pequeños de la casa porque favorecen la atención y la concentración. Todo son ventajas tanto a nivel cognitivo, como físico y emocional. Son un reto a su capacidad de resolución de problemas mientras que ejercitan la psicomotricidad fina. Además, estas actividades lúdicas sirven para relajarse y mejorar el estado de ánimo, pues aumentan la autoestima al ir superando retos planteados. Y todo ello envuelto en un juego. Alguien dijo alguna vez: “Los niños no juegan para aprender, pero aprenden porque juegan”.